Palestina:¿Programa democrático o programa revolucionario?

El 23 de enero de 2017, Gustavo Barrera escribía en nombre del PTS, un artículo titulado “La Tablada: el último combate de la guerrilla”: “A 28 años del copamiento del cuartel de la Tablada, repasamos lo que significó el “último combate” de la guerrilla para la política argentina”. Y allí se decía:

“El MAS, a través de su figura pública Zamora, mandó las condolencias a los familiares de los policías muertos, repudiando el accionar guerrillero. Esto no se condice con la política de un partido revolucionario que, aunque el accionar del MTP haya sido totalmente aventurero parte de defenderlo del Estado burgués y no justifica su accionar. Más allá de las diferencias no podemos dejar pasar los crímenes cometidos contra los militantes del MTP por los órganos de represión del Estado burgués y pelear por el castigo a sus responsables”.

Poco menos de seis años más tarde, durante el debate entre los candidatos presidenciales, mientras se preparaba la respuesta militar de Israel contra el pueblo palestino, mientras Netanyahu argumentaba que la acción armada de Hamás se trataba de un ataque terrorista y que sus combatientes habían asesinado a inocentes, a niños y violado mujeres, la candidata presidencial a las elecciones generales de 2023 del Fitu Myriam Bregman, en su intervención se solidarizó con las víctimas civiles de la incursión de Hamás: En relación al ataque de Hamas, en el segundo debate presidencial, Myriam Bregman dijo textualmente: “Nos duelen las víctimas civiles que ocurren en un conflicto que tiene como base la política del Estado de Israel de ocupación y de apartheid contra el pueblo palestino”.

Como dice Trotsky: “El marxista revolucionario no podría abordar su misión histórica sin haber roto moralmente con la opinión pública de la burguesía y de sus agentes en el seno del proletariado” (1).

El tiempo no ha pasado en vano para el PTS, agravando sus características oportunistas, su adaptación a la opinión pública de la pequeño-burguesía demócrata y progresista y al parlamentarismo, hasta el punto en que ya cuesta distinguir sus posiciones de las de una organización socialdemócrata de izquierda. Por estas expresiones, Bregman recibió críticas de otras organizaciones “trotskistas”, e inclusive de alguno de sus “socios” de adentro del Fitu -como el PO- que obligaron a una respuesta y provocaron cruces polémicos sobre la cuestión. El encargado de contestar las críticas por parte del PTS fue su “teórico” Matías Maiello, quien para ello escribió elartículo titulado “Medios y fines” (publicado en IDZ, 24 de octubre). 

Allí respondiendo a una crítica de Pablo Heller (PO), escribió: “Esta masacre masiva (de Israel contra el pueblo palestino), sin embargo, no le mueve un pelo a los gobiernos imperialistas y a los medios hegemónicos de comunicación internacionales que, hipócritamente, condenan la violencia de Hamas desde un supuesto humanitarismo. Ahora bien, esto no quita la necesaria discusión, desde la izquierda revolucionaria, sobre el programa, la estrategia, los métodos del Hamas”.

Al PTS, siempre le gusta posar de víctimas “heroicas”, y para eso Maiello agrega: “Desde que Myriam Bregman defendió ante una audiencia de millones en el debate presidencial el derecho del pueblo palestino a enfrentar la opresión colonial y el régimen de apartheid impuesto por el Estado de Israel, ella ha estado en el centro de los ataques contra los referentes del FITU”.

Pero no todos fueron ataques. En relación a su declaración en el debate presidencial Sebastián Sayago –docente autonomista-, escribió: “Esta frase (refiriéndose a las declaraciones de Bregman en el debate presidencia) lejos está de ser una celebración del terrorismo o del asesinato de inocentes. Expresó el lamento por todas las víctimas civiles, tanto las que asesinó Hamas como las que, antes y después, asesinó el ejército israelí. (Resumen Latinoamericano, 13 de octubre de 2023).

En un sentido, Sayago reflejó mucho más fielmente que Maiello el contenido de las declaraciones de Bregman.

Pero la realidad es que Bregman-PTS no “empatizó” con el pueblo palestino oprimido, ni siquiera “sintió” como propia su sed de venganza por los mártires de una causa justa. Y en los hechos no consideró la acción de Hamás como parte de la lucha del pueblo palestino.

No. Bregman empatizó con las víctimas civiles del ocupante sionista, provocadas por el ataque de Hamás y otras organizaciones de combatientes palestinos. Esa fue su principal preocupación, expresada en la intervención de la candidata en el debate presidencial. Tomar distancia de Hamás y no perder votos del progresismo judío y la clase media que rechaza la violencia. Hasta pareció dispuesta a hacer “un minuto de silencio” junto a los candidatos burgueses pro-sionistas, ya que puso mucho énfasis en desmentir que hubiera habido una propuesta en ese sentido y en negar que esta no se concretó –como se dijo- por haberse opuesto a hacerlo. Bregman y el PTS cuidan sus intereses electorales, ya que en la elección del 2021 en la cual resultó elegida diputada nacional por CABA, fue en los barrios del centro porteño incluidos aquellos de mayor densidad de población judía donde obtuvo sus mejores resultados.

Tampoco es que la declaración de Bregman en el debate, no fue un error o un descuido. Es coherente con haber votado (junto con Gabriel Solano del PO), en la legislatura porteña el 18 de junio de 2020, una ley promovida por el sionismo mundial a través de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA) -un grupo que actúa en 35 países (incluyendo Argentina) comandado por los EE-UU e Israel-, que considera antisemitismo las manifestaciones críticas contra “las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”, con la cual cualquier crítica al Estado de Israel puede quedar enmarcada en la acusación de “antisemitismo”.

Se nos podrá decir que, en su momento se “autocriticaron” -luego de haber recibido duras críticas- y con una justificación que revela su adaptación al régimen parlamentario. En esa autocrítica-justificación dicen que se trató de un error aislado y que tienen “una larga trayectoria antisionista y antiisraelí”. Si encontraran más de un error de estas características, estaríamos hablando de algo sistemático, de una orientación política”. Bueno, ahora es evidente, y mucho más todavía porque no se trata de la votación de una ley, sino de posicionarse ante una acción de guerra por parte de las organizaciones armadas palestinas, que estamos ante una orientación democrático burguesa por parte del PTS-FTCI, que avala la existencia de un Estado de Israel, del cual solo se pretende “desmontar” el régimen de apartheid.

Es interesante ver como Maiello describe la posición de Bregman, como si fuera la de un abogado de izquierda: “Derecho del pueblo palestino a enfrentar la opresión colonial”. Pero todo derecho es burgués ¿Qué sector de la burguesía se lo ha concedido? ¿ese “derecho” en que carta o documento está escrito? Seguramente en ninguno que haya sido redactado por el sionismo dominante en el Estado de Israel, ni en ninguno de los organismos de la “comunidad internacional” que al unísono condenaron la acción de Hamás, organización que desde ya consideran “terrorista” y que en cambio le reconocieron a Israel el “derecho a la defensa”. Así como no hay un “derecho” del proletariado a la insurrección, o a armarse para derrocar a la burguesía, levantarse contra la opresión es una necesidad que depende de la voluntad de lucha del pueblo palestino y de sus organizaciones dirigentes. Bregman dice en el debate presidencial que defiende “un derecho” a luchar, para ubicar su intervención en un marco de legalidad institucional inexistente, cuando en realidad debió haber dicho directamente que apoya la lucha del pueblo palestino –incluyendo la acción de Hamás, en relación a la cual podría haber hecho reserva de sus diferencias- en contra del opresor Estado de Israel.

En otras organizaciones que provienen del trotskismo -como Convergencia Socialista- también encontramos este vicio democrático burgués cuando dicen que “apoyan el derecho a la autodefensa”. Y ¿a dónde está escrito ese derecho?

Siguiendo con Maiello, este dice que Bregman defiende el derecho del pueblo palestino a enfrentar la opresión colonial, y también el régimen de apartheid impuesto por el Estado de Israel. Pero enfrentar consecuentemente la opresión colonial implica la destrucción del Estado de Israel, mientras que la lucha contra el apartheid apunta contra el régimen, no contra el Estado, e implica solo la democratización de ese Estado.

Tomando como referencia a Trotsky, Maiello explica que: “los revolucionarios nos ubicamos incondicionalmente en el campo de la resistencia y la lucha del pueblo palestino contra el Estado de Israel, independientemente de sus direcciones. Pero al mismo tiempo no le damos ningún apoyo político a conducciones burguesas teocráticas como la del Hamas, así como tampoco a las nacionalistas como la OLP”.

Con esta formulación, a pesar de que es correcta, Maiello esquiva la discusión de la situación concreta, ya que cuando Bregman plantea su crítica a los “métodos” de Hamás, refiriéndose concretamente al asesinato de víctimas civiles, colaboró con la campaña del sionismo, que se estaba armando con esos argumentos para perpetrar el genocidio contra el pueblo palestino.

Maiello-PTS se defiende en la polémica como hacen los abogados de los ladrones y corruptos, acusando al acusador de cometer los mismos delitos: “Sin embargo –le retruca a Heller-, la propia Vanina Biasi (*), en su entrevista con Eduardo Feinmann a la salida de aquel mismo debate señaló claramente “yo no defiendo ningún ataque a la población civil ni del Estado de Israel ni de Palestina”. Y aunque tenga razón acerca de la conducta política de los candidatos del PO que caen en el mismo desbarranque oportunista que Bregman eso no lo exonera de culpa. Después pretendió terminar su “debate” con el PO y Política Obrera, con chicanas y con discusiones de balance. Es cierto que el PO y Altamira son nacionaltrotskistas, pero eso tampoco no le da la razón al PTS en esta discusión. Maiello quiso hacer como el tero: pone su política en un lado y grita en el otro, sacando la discusión del eje sobre el cual se formula la crítica.

Al comenzar su artículo Maiello cuestiona el método del castigo colectivo de Israel, pero este fue justificado por el supuesto método del castigo colectivo de Hamás, que el PTS condenó. Acá desaparecen las diferencias entre el opresor y el oprimido. Se trataría así de “dos demonios”, que apelan a los mismos métodos aberrantes de atacar a la población civil. Tal vez Maiello prefiera la guerra que se estudia en los textos de Clausewitz, sentado cómodamente en un sillón y calzando unas confortables pantuflas. Sin embargo, como explica Trotsky, en la guerra y en las revoluciones reales, las víctimas civiles son inevitables:

“Pero, ¿qué pasa con la revolución? La guerra civil es la más cruel de las guerras. Es inconcebible, no sólo sin la violencia ejercitada contra terceros, sino -con la técnica contemporánea- sin el homicidio de ancianos y niños. ¿Es preciso recordar a España? La única respuesta que podrían darnos los “amigos” de la España republicana sería que la guerra civil vale más que la esclavitud fascista. Esa respuesta, enteramente correcta, sólo significa que el fin (democracia o socialismo) justifica, en ciertas condiciones, medios tales como la violencia y el homicidio. ¡Inútil hablar de la mentira! La guerra es tan inconcebible sin mentiras como la máquina sin engrase. Con el fin único de proteger la sesión de las Cortes (lº de febrero de 1938) contra las bombas fascistas, el gobierno de Barcelona engañó varias veces, a sabiendas, a los periodistas y a la población ¿Podía obrar de otro modo? Quien quiera el fin – la victoria contra Franco- debe aceptar los medios, la guerra civil con su cortejo de horrores y de crímenes” (2).

La incursión en territorio ocupado por Israel fue implementada no solo por Hamás sino también por la Yihad Islámica, las Brigadas de Al Nasir Al Deen, la Brigada de los Mártires de Al Aqsa, las Brigadas Muyahidines y por el FPLP. Dado que Maiello dice que el PTS se ubica incondicionalmente en el campo de la resistencia y la lucha del pueblo palestino contra el Estado de Israel, ¿Habría participado el PTS en caso de tener una organización en la franja de Gaza? ¿Está de acuerdo el PTS con la captura de rehenes como una parte fundamental de esa acción? ¿Hubiera podido garantizar que, en esa acción, y en la consecución de ese objetivo, sus combatientes no iban a provocar ninguna víctima civil?

Para el PTS ¿fue una acción de lucha y “resistencia” válida la captura de rehenes por parte de los combatientes palestinos? ¿O es una acción moralmente condenable por su objetivo y sus consecuencias, en su conjunto?

Dado que Maiello pretende referenciarse en Trotsky, recordaremos lo que éste decía al respecto: 

“Cuando la Comuna de París fue ahogada en sangre y los canallas reaccionarios de todo el mundo empezaron a arrastrar su bandera por el barro, muchos filisteos demócratas se encontraron difamando junto a la reacción a los comuneros que habían ejecutado a 64 rehenes y entre ellos al arzobispo de París. Marx no dudó ni un momento en defender esta acción sangrienta de la Comuna. En una circular del Consejo General de la Internacional, Marx nos recuerda (y uno cree oír la lava burbujeando bajo estas líneas) que la burguesía utilizó el sistema de rehenes en la lucha contra los pueblos de las colonias y en la lucha contra su propio pueblo. Hablando entonces de las ejecuciones metódicas de los comuneros encarcelados, escribió: “Todo lo que le quedaba a la Comuna para defender la vida de sus combatientes encarcelados era recurrir a la toma de rehenes, como era costumbre entre los prusianos. Las vidas de los rehenes se perdieron y se volvieron a perder porque los versalleses seguían fusilando a sus prisioneros. ¿Fue posible perdonar a los rehenes después de la horrible carnicería con la que los pretorianos de Mac-Mahon marcaron su entrada en París? ¿El último contrapeso al salvajismo del gobierno burgués (la toma de rehenes) no iba a ser más que una burla?” Tal era el lenguaje de Marx sobre la ejecución de los rehenes…” (3).

Ah, pero…dice Maiello: “la toma de rehenes es un método usual que ha ocurrido históricamente en luchas revolucionarias nombrando entre otras a la Comuna de París y la Revolución rusa. Pero qué tiene qué ver la toma como rehenes del arzobispo de París, los curas y los gendarmes durante la Comuna con la toma de rehenes en un festival de música donde una parte significativa de los participantes eran jóvenes pacifistas que no eran enemigos de la causa palestina. Nada que ver”.

Maiello olvida que mientras que los comuneros controlaban la ciudad de París y podían elegir allí a quienes tomar como rehenes, ese no era precisamente el caso de los combatientes palestinos que tenían que tomar rehenes de entre la población israelí que fueran encontrando al paso de su incursión, en los kibutz cercanos a la Franja de Gaza. Es decir, de hecho, Maiello y el PTS, impugnan la acción de Hamás ya que estuvo dirigida fundamentalmente, no a atacar objetivos militares, sino a garantizar la toma de una gran cantidad de rehenes “civiles”.

En un momento de la discusión, Heller –develando el centrismo del PO- recula diciendo que “El disparo a quemarropa a civiles en una fiesta es nocivo respecto a la causa palestina al alejar la opinión de los trabajadores que es necesario conquistar”.

Maiello aprovecha el recule de Heller para escapar por la tangente diciendo: “Aquel apotegma del “fin justifica los medios” en su momento era achacado al bolchevismo por sus detractores y Trotsky se encargó de criticarlo en Su moral y la nuestra. En primer lugar, sostenía, con razón, que el medio sólo puede ser justificado por el fín pero éste, a su vez, debe ser justificado. El fin (el programa) del Hamas de poner en pie un estado teocrático al estilo iraní –que en el propio Irán se constituyó en base a la liquidación de la vanguardia de la revolución de 1979, de los shoras (consejos) y de la lucha del pueblo kurdo– para cualquiera que se precie de marxista revolucionario no está justificado históricamente. Por más que a Heller le moleste que lo digamos es un programa reaccionario.

Acá empieza la sucia trampita de Maiello tratando de cambiar el eje de la discusión porque en el debate, la condena de Bregman fue al asesinato de civiles, no al programa de Hamás. La lucha que encabeza Hamás la consideramos históricamente progresiva ya que se trata de una guerra del pueblo oprimido palestino por su liberación nacional, y por eso es una guerra justa. Bregman no se demarcó del carácter teocrático del Estado que pretende implantar Hamás, sino de su acción contra el Estado de Israel la que inevitablemente iba a provocar víctimas civiles, que son civiles pero que se arman para combatir.

Por lo tanto, como dice el propio Maiello: “Desde el punto de vista del marxismo revolucionario podemos distinguir dos tipos de “abstencionismo” frente a una guerra justa. Uno es el abstencionismo en la guerra misma por parte de quienes pretenden mantenerse equidistantes y no ubicarse claramente en el campo militar del pueblo oprimido. Esto equivale al abandono del antiimperialismo y, por ende, también de la revolución socialista”. 

Pero justamente de eso se trata: ubicarse en el campo militar del pueblo oprimido es apoyar la acción del Hamás, en lugar de solidarizarse con las “víctimas civiles” caídas como consecuencia de esa acción, así haya habido algún tipo de exceso del oprimido contra los excesos permanentes del opresor.

Dado que la propaganda sionista en poco tiempo se fue disipando, Maiello también trata de reubicarse, enfocando al único punto que aparece cuestionable en la acción de Hamás:

“Puntualmente sobre la acción del 7 de octubre, una parte de la misma fue dirigida contra objetivos militares como puestos de control, posiciones de las Fuerzas de Defensa Israelí, cuarteles, captura de militares israelíes, etc. Pero toda otra parte de la operación no, lo que implicó la muerte de cientos de jóvenes que estaban en una fiesta, familias que vivían en kibutz y otras tantas que no tenían ninguna función militar. Es cierto que, como es regla en toda guerra, la información, qué se muestra y se dice y qué no, es parte de la batalla.

Sobre el ataque a uno de los Kibutz, el de Beeri, ha circulado una entrevista –luego censurada– a una de las sobrevivientes israelíes que declara que las numerosas muertes civiles que habían sido tomados como rehenes no fueron producto de ejecuciones como afirma la prensa internacional sino del fuego cruzado y que las fuerzas israelíes dispararon indiscriminadamente matando tanto los miembros del Hamas como a los propios rehenes israelíes. Por su parte, según las declaraciones de Saleh Al-Arouri de la dirección del Hamas, las instrucciones de sus tropas eran no matar civiles pero otros sectores utilizaron la caída de la defensa israelí para hacerlo. Sin embargo, la cuestión de fondo es cuál sería la supuesta justificación desde el punto de vista de causa palestina de acciones como, por ejemplo, el ataque a un festival de música como el que se realizaba en las cercanías de Reim. Ninguna. Al contrario, la perjudica ampliamente, por eso es fundamental la delimitación de estos métodos que no tienen nada que ver con los del proletariado”.

¿Cuál sería la supuesta justificación? Maiello todavía no la entendió. La toma de rehenes para obligar al Estado de Israel a liberar los rehenes palestinos, que tiene en sus cárceles por tiempo indeterminado, y pensando en resguardarse de un “castigo colectivo”. Además, el momento planeado fue decisivo para desbaratar el acuerdo en ciernes entre Israel y Arabia Saudita con la mediación de EE-UU que hubiera sepultado definitivamente la causa palestina.

Es evidente que el ataque a ese festival no fue planificado. Pero al PTS le sirve como argumento para despegarse de “los terroristas” de Hamás y mantener sus piesecillos dentro de las apelaciones al derecho burgués y las reglas de la guerra que supuestamente admite “la comunidad internacional” pero que nadie cumple, empezando por los países imperialistas.

Finalmente, Maiello-PTS intenta explicar en un párrafo su posición general:

“…estamos decididamente por el triunfo de la lucha del pueblo palestino más allá de cuál sea su dirección actual. Se trataría una victoria táctica muy importante. Pero también somos conscientes de que un triunfo político bajo la dirección burguesa del Hamas implicaría la instauración de un Estado teocrático. Nosotros luchamos por la realización integra y efectiva del derecho a la autodeterminación nacional del pueblo palestino y por la única salida estratégica verdaderamente progresiva que es una Palestina obrera y socialista. Solo un Estado que tenga como objetivo terminar con toda opresión y explotación podrá garantizar la convivencia democrática y pacífica entre árabes y judíos, como primer paso hacia una federación socialista en el Medio Oriente”.

Maiello sabe perfectamente, y lo ha escrito: la forma de disputar la dirección de los trabajadores y el pueblo palestino al Hamás, pasa por ubicarse en el mismo campo militar. Pero le esquiva el bulto. ¿Acá Maiello está dejando flotar la duda acerca de si vale la pena un triunfo táctico que podría dar lugar a un Estado teocrático? El PTS prefiere luchar por democratizar al Estado teocrático de Israel, lugar donde se encuentra en compañía de los judíos de izquierda, que un triunfo del pueblo palestino encabezado por Hamás, que establecería –según el esquema a conveniencia de la política del PTS- un Estado teocrático islámico.

Entonces todo los demás son declaraciones de intención vacías y confusas, ya que la lucha del pueblo palestino no se resuelve con un “derecho” a la autodeterminación, pues esto significa derecho a la constitución de un Estado separado, coincidente con la posición de aquellos que defienden de palabra la “solución” de los dos Estados (entre otros EE-UU y la izquierda judía). La única salida progresiva es la de instaurar en todo su territorio histórico, una Palestina obrera y socialista. Pero esa “salida” planteada como estratégica aparece para una etapa de un futuro indeterminado, mientras que ahora, en el presente sólo está planteada la lucha ¿pacífica? “contra el apartheid” y un derecho a la autodeterminación ejercido mediante el voto entre opciones impuestas por el sionismo opresor.

La dirigente de la FTCI Claudia Cinatti aclara aún más en su artículo publicado en IDZ: 

“Como han demostrado organizaciones como Amnesty Internacional Human Rigths Watch, la ONG israelí B’Tselem, lo que hay en Israel es un régimen de apartheid contra el pueblo palestino, que se encuentra sometido a distintos tipos de opresión en Gaza, Cisjordania y en el Estado de Israel donde los llamados “árabes israelíes” componen alrededor del 20 % de la población. Y que por lo tanto no se puede considerar una “democracia” para algunos y un régimen de opresión colonial para otros.

Esta similitud con el régimen de segregación racial sudafricano se basa en que el pueblo palestino está privado de sus derechos democráticos elementales, empezando por la autodeterminación nacional, que vive bajo ocupación militar, que al interior de Israel tienen ciudadanía, pero no nacionalidad, porque el Estado de Israel ha declarado por ley su carácter exclusivamente judío, discriminando a los árabes y otras minorías. Sería el equivalente a postular por ejemplo que Estados Unidos fuera un Estado exclusivo de cristianos blancos”. Claudia Cinatti quiere que haya democracia para todos, sin destruir el Estado de Israel. Pero se olvida de lo principal. El pueblo palestino esta privado en primer lugar se su tierra y de sus casas, de la que fueron expulsados por la fuerza.

Para terminar este artículo, dejamos este párrafo de Trotsky que le calza perfectamente al PTS:

“Su manera de identificar la moral burguesa con la moral “en general” se observa, sin duda, del mejor modo en la extrema izquierda de la pequeña burguesía, precisamente en los partidos centristas del llamado Buró de Londres.

Ya que esta organización “admite” el programa de la revolución proletaria, nuestras divergencias con ella parecen a primera vista secundarias. En realidad, su “admisión” del programa revolucionario carece de todo valor, ya que no la obliga a nada. Los centristas “admiten” la revolución proletaria como los kantianos admiten el imperativo categórico, es decir, como un principio sagrado, pero inaplicable en la vida de todos los días. En la esfera de la política práctica, se unen con los peores enemigos de la revolución, los reformistas-stalinistas, para luchar contra nosotros. Todo su pensamiento está impregnado de duplicidad y de falsía. Si no llegan hasta crímenes enormes sólo es porque siempre se quedan en el último plano de la política: son, en cierta forma, los carteristas de la historia. Precisamente por eso consideran los llamados a regenerar el movimiento obrero por medio de una nueva moral” (4)

Los demás partidos del FIT-u y la LIT-CI

Ninguno. No hubo ninguna declaración conjunta del FITu, lo que revela su carácter claramente electoral y su bancarrota como punto de referencia internacionalista para la vanguardia de la clase trabajadora.

La corriente internacional de Izquierda Socialista, la UIT-CI, declaró que “reafirma que la única solución posible a la situación en la región es luchar por el fin del estado sionista y genocida de Israel y por un estado único laico, democrático y no racista en todo el territorio histórico de Palestina, donde a partir la devolución de las tierras y casas robadas a los palestinos, puedan convivir todas las comunidades en el marco del respecto de todas las creencias”. Es decir, son consecuentes con la consigna de Moreno, que planteaba esta salida de un Estado burgués con un régimen democrático, y la expulsión de los colonos de las tierras usurpadas, en línea con la posición del nacionalismo burgués palestino.

Otra corriente del centrismo trotskista como el MST-LIS plantea: “Por una Palestina única, laica, democrática y socialista”. Aquí mezclan todo como en botica, ya que al decir “Palestina democrática” siguiendo la tradición programática morenista, indican que se trataría de un Estado burgués. Pero seguidamente le agregan “socialista”, para que su oportunismo encaje para todos los gustos.

La LIT-CI declara su “apoyo incondicional a la heroica e histórica resistencia palestina. Llamamos a todos los oprimidos y explotados a solidarizarse con la lucha del pueblo palestino, realizando manifestaciones y, sobre todo, sumándose a la campaña central de BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel. En este sentido, exigimos que los gobiernos de todo el mundo reconozcan que existe un régimen de apartheid sionista y rompan inmediatamente todos los acuerdos con el Estado colonial y asesino de Israel, en especial promoviendo un embargo militar.”. Es decir, suplantan la lucha revolucionaria de la clase obrera y los pueblos del mundo, en particular de las masas trabajadoras árabes, por campañas que presionen a los gobiernos burgueses a adoptar sanciones contra Israel. Solo faltaría que impulsen una campaña de firmas por internet. Y al igual que el PTS-FTCI avanzan con el eje contra el apartheid, buscando una solución a lo sudafricana -a lo Mandela- para Palestina.

Su consigna principal “¡Palestina libre del río al mar!” es lo suficiente ambigua para contener ese programa burgués reformista que luche por las libertades democráticas para los palestinos, contra el apartheid. La consigna ¡Palestina libre! difundida ampliamente no indica en qué consistiría esa libertad, ni cuáles son los medios para conseguirla. Su programa se caracteriza más por lo que le falta, como ocurre siempre con las organizaciones oportunistas.

La declaración del Partido Obrero, llama a “impulsar la movilización en Argentina y a escala internacional en solidaridad con la heroica resistencia del pueblo palestino. Defienden “el derecho” (la marca en el orillo del centrismo) a la rebelión del pueblo palestino con los medios a su alcance para hacer frente a este verdadero genocidio.

Tiene la virtud de no correrle el cuerpo a “los métodos” de Hamás y se delimita de su estrategia y su programa, pero finaliza recitando, sin desarrollar su programa, como un adorno con poca utilidad práctica: “Abajo el Estado sionista y los crímenes de la ocupación israelí. Por derecho al retorno de la población palestina. Por una Palestina única, laica y socialista, como parte de una federación socialista de pueblos de Medio Oriente”. El PO, históricamente nacional trotskista, no les da mucho valor a sus posiciones internacionales, ya que incluso ubicándose en “trincheras” enfrentadas en relación a la guerra entre Ucrania y Rusia no fue obstáculo para integrar el frente electoral oportunista, FITu. Parafraseando a un famoso filósofo de “la noche porteña”: Electoralismo mata internacionalismo.

Las organizaciones internacionales del centrismo que “se reivindica” trotskista no podrán nunca organizar la dirección revolucionaria que necesita la clase trabajadora y los pueblos oprimidos para derrotar al imperialismo y a las burguesías nacionales hasta alcanzar el triunfo de la revolución socialista internacional. La gravedad de la situación actual impone un urgente reagrupamiento de los partidos, grupos y organizaciones que defienden las bases fundacionales de la IV Internacional y luchan por la revolución socialista, para constituir una Internacional Obrera Revolucionaria.

Antonio Bórmida, 20/12/23

1; 2; 3; 4) Su Moral y la nuestra, L Trotsky, 1938

(*) Vanina Biasi: dirigente del PO y candidata a Jefa de gobierno de la CABA

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