El paro cívico de Oriente, que comenzó el sábado 22 de octubre, tiene como pretexto el Censo de población. El DS 4760 establecía la fecha de realización del Censo para el año 2024. El comité cívico cruceño exige que se realice en 2023. El Gobierno propuso entonces que la fecha fuera consensuada y definida luego de la evaluación por parte de “equipos técnicos”. El gobernador de Santa Cruz Camacho rechazó ésta propuesta, dando inicio al paro.
Los resultados del Censo definen la distribución de recursos económicos y asignaciones presupuestarias, así como las representaciones parlamentarias. Es importante el Censo, pero tanto el gobierno como la oposición crean la ilusión en la población de que es un talismán que resolverá sus problemas. No es así, los principales beneficiarios de esos recursos son los empresarios, y de los escaños sus partidos.
Recordemos que fue la derecha tradicional, que representa políticamente a la agroindustria de Oriente, la que capitalizó en 2019 el descontento generado por el fraude, fundamentalmente en amplios sectores de clase media, y que, combinándolo con grupos paramilitares, motín policial y pronunciamiento militar lograron finalmente derrocar al gobierno de Evo Morales. Son los mismos que comandan el paro actual. Luego de dejar que se queme el fusible de Añez, (avalada como presidenta por el mismo MAS desde el Parlamento a la cabeza de Eva Copa y días antes de la masacre de Senkata), esa facción se sigue fortaleciendo, conquistando importantes bastiones en alcaldías y gobernaciones.
Es justo decir que la agroindustria de Oriente es el sector de la burguesía nacional (totalmente subordinada al capital extranjero) más favorecido por el MAS en todos sus gobiernos (en un próximo art enumeraremos todas las dadivas a este sector), no es de extrañar que una vez que se sintió revitalizada -estuvo en coma tras la guerra del gas- volviera a levantar a sus partidos y referentes políticos e intentara por cualquier medio hacerse del poder. Es en ese sentido que Camacho y cia aprovechan la excusa del censo para medir fuerzas con el gobierno.
Ya en la primera jornada del paro se registró la muerte de un trabajador municipal que intentaba desbloquear. En el cuarto día se produjeron enfrentamientos en la zona popular, Plan 3000, ubicada en el quinto anillo del departamento de Santa Cruz.
El quinto día (jueves 27) el gobierno prohibió temporalmente la exportación de seis productos alimenticios básicos, incluidos soja, azúcar, carne de res, y aceite, argumentando riesgo de desabastecimiento. La prohibición a la soja duro menos de dos días, demostrando que hay intereses que no se tocan. Mientras que bastó la amenaza del transporte pesado de cerrar las fronteras para que el gobierno permitiera el paso de más de 700 camiones.
El viernes 28 el gobierno llevó a cabo en Cochabamba el encuentro denominado “censo con consenso”, donde participaron más de 300 autoridades, entre ellas ochos gobernadores, y rectores de las diez universidades públicas. El mismo resolvió dos variantes: 1) censo en abril de 2024 y redistribución de recursos de coparticipación tributaria en octubre de ese mismo año, o 2) una mesa técnica –con participación del Instituto Nacional de Estadística (INE), el llamado Comité Interinstitucional y organismos internacionales- para definir la fecha de realización. Pero también este encuentro fue rechazado por el comité cívico cruceño, continuando con el paro.
Es destacable el rol del alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, en ese encuentro. El asesino de campesinos en 2007 que tuvo que irse del país durante más de una década, regreso con la impunidad pactada y garantizada por el gobierno. Este sujeto ya no es un fascista para el MAS, ahora es un aliado democrático ¿A cambio? De que no lo confronte. Como él mismo gusta decir ahora: “yo soy hoy amigo de la unidad, de la no confrontación”. Parece que 2007 ya quedo en el olvido para muchos.
Si bien los cercos a Santa Cruz se efectuaron desde el comienzo, al octavo y noveno día se fortalecieron con la afluencia de campesinos desde distintos puntos del país. Y al cierre de este artículo, el comité cívico cruceño parecía comenzar a ceder pronunciándose a favor del dialogo.
Ahora bien ¿Cuál es la naturaleza de clase de este conflicto?
Antes de 2019 parecía claro, a cualquiera que se dijera de izquierda, que estas manifestaciones se enmarcaban en una lucha interburguesa, que el MAS hábilmente propagandizaba como una polarización entre izquierda y derecha ¡Una falsa polarización! Gritábamos al unísono. Desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente, y naturalmente, los programas escritos con lápiz y sobre papel no resisten el agua.
Ahora resulta que para estas organizaciones centristas (mayoritariamente que se reivindican trotskistas) el mayor defecto del MAS es su capitulación ante la “derecha golpista”. Lo más grave no es que de forma cobarde den a entender que es de izquierda sin decirlo, sino que eviten dar una definición clasista. Las políticas anti obreras del gobierno ya no merecen tanto su atención, les resulta más grave que no tenga la mano firme frente a Camacho y compañía. Aquellos que se lamentan de que el partido que dio vida a la derecha tradicional tampoco se atreva a enfrentarla, han perdido la brújula de la lucha de clases y difícilmente vuelvan a encontrarla.
Claro que estos partidos afirman “no darle el mínimo apoyo político al MAS”, pero se le subordinan en un movimiento que dirige, aplicando una especie de apoyo crítico, donde “tendremos diferencias, pero un enemigo en común”.
También se justifican afirmando que: “existe una amplia capa social que se opone al paro y no es masista”. Eso es seguro, pero son dirigidos por el MAS. No hay, ni en un bando ni en el otro, sectores de trabajadores que estén actuando bajo un programa independiente.
Incluso, la toma de empresas y el cerco a Santa Cruz, que parecen más radicales de lo que querría el gobierno, han sido contempladas desde el principio. Hace más de un mes el burócrata masista de la CSUTSC Jorge Mercado decía: “En caso de que este cabildo, propiciado por Fernando Camacho y Rómulo Calvo, determine paro cívico o toma de instituciones, nosotros vamos a hacer un cerco a Santa Cruz, y a tomar sus empresas, sus industrias”
Por otra parte, estas manifestaciones, entre las que destaca el ultimátum dado por los Ponchos Rojos a Camacho el lunes, con la amenaza de copar Santa Cruz, también sirven para que el gobierno muestre músculo en un momento donde se duda de su fuerza y de su cohesión.
Pero en lo esencial, estas medidas radicales le sirven al gobierno para amenazar y luego retroceder y negociar. Utiliza para ello a los burócratas de los entes matrices de los obreros y campesinos, de los que se puede desmarcar llegado el momento, asumiendo una postura conciliadora.
Destaca en ese sentido la utilización de Juan Carlos Huarachi, ejecutivo de la COB, otro personaje cuyo pasado fue convenientemente olvidado (pidió la renuncia a Morales y logró ser prorrogado por Añez en 2019). En el marco del Pacto de Unidad convoca a movilizaciones hasta mediados de noviembre en los 9 departamentos.
Sin refutar lo dicho, el hecho de que el paro perjudicara sólo a los pobres, mientras la industrias seguían funcionando y despachando mercadería, generó enfrentamientos y de hecho fue la mayor debilidad del movimiento cívico al demostrar una fractura interna bajo líneas de clase. Sin un programa independiente, eso es claro, pero creando el escenario para intervenir en ese sentido.
Se puede medir la bancarrota del centrismo comparando su accionar con el de la burocracia sindical alineada al gobierno. Estos últimos dejan pasar y hasta aprueban las políticas anti obreras del MAS, pero son rápidos para convocar a movilizarse a favor suyo contra el paro cívico. A aquellos les basta con bajar el volumen respecto a lo primero y poner el grito en el cielo sobre lo segundo. Algo es claro, la burocracia y el centrismo son la mayor traba para la conquista de la independencia política de la clase obrera.
La falta de independencia del movimiento se puede equiparar con agosto del 2020, donde, a pesar de que se masifico la consigna “fuera Añez” que no era del gusto del MAS, igual no tuvo mayores dificultades para desmovilizar una vez que logró la convocatoria a elecciones.
El proyecto histórico de la burguesía cruceña
La caracterización de esta pugna no estaría completa sin una radiografía del proyecto burgués cruceño. No se caracteriza por ser necesariamente fascista o democrático. A lo largo de las décadas se ha valido de todo tipo de regímenes, pero siempre de acuerdo a la persecución de un mismo proyecto. En la medida en que perdió el control del Estado y comprende la dificultad de reconquistarlo y sobre todo de mantenerlo, desarrolla la opción del separatismo.
Las autonomías le dan un margen limitado en tanto las regulaciones con el mercado mundial pasan por el Estado central. Entonces desarrolla la consigna de Federalismo, que en su devenir es una escalera al separatismo.
El racismo de esta burguesía no es únicamente un aspecto psicológico reaccionario de sus líderes. Es, ante todo, una necesidad de su proyecto, de erigir la “nación camba” creando un sentimiento de pertenencia (chauvinista) de los explotados cruceños que les haga admisible este proyecto burgués, reaccionario hasta la medula.
Habrá quienes vean en esto un argumento más para cerrar filas con el MAS. Otro grosero error. Ya conocemos la forma burguesa (masista) de “enfrentar” al separatismo. En 2008, y tras disponer de 5 años de una correlación de fuerzas favorable para aplastar a esta burguesía cruceña (que viéndose amenazada desplegó como nunca antes su proyecto separatista), el MAS negoció con ella el texto de la Constitución Política del Estado, preservando a los latifundistas y salvando así al capitalismo de su crisis. No podía obrar de otro modo de acuerdo a su naturaleza de clase.
Partidos que levantan la consigna de la Constituyente, como si no se tratara de una institución burguesa sino de un carácter indeterminado, y luego lloran sobre la leche derramada acusando al MAS de traición, engañan al proletariado. El MAS negocia y capitula ante otras variantes burguesas porque es fiel a su naturaleza de clase, por el mismo motivo despliega su política anti obrera. Exigirle otro comportamiento es sembrar ilusiones en sus posibilidades.
En definitiva, el proyecto separatista de la burguesía cruceña, vuelve a expresarse con repugnantes manifestaciones racistas y por supuesto, genera el merecido repudio de los sectores más empobrecidos tanto de Santa cruz como del país, hecho que es aprovechado y manipulado por el MAS.
Hay que desplegar una política de independencia de clase que tome en cuenta la situación internacional
Ahora bien, no se puede descartar que, de escalar el conflicto, empiecen a intervenir trabajadores independientes en mayor medida, y no sólo en Santa Cruz como hasta ahora ¿Cuál es la política adecuada? Evidentemente no podemos limitarnos a decirles lo que ya saben. Que Camacho, Calvo y los comités cívicos representan a la derecha racista y separatista que organiza grupos para militares.
Además, hay que disputarle la dirección al MAS, y para ello denunciar que es una dirección que capitula es apenas un aspecto. Es, ante todo, el partido que está llevando adelante la política anti obrera en favor del imperialismo, que se expresa en: inflación de artículos de primera necesidad, despidos masivos que pasan impunemente, vulneración de derechos flagrante, aumento de la informalidad, un sistema de salud público inoperante que condena a muerte a familiares, por mencionar algunos puntos (ver art “hablemos también de la gestora” en esta revista). Y en plano sindical: cooptación, paralelismo, desconocimiento y persecución a dirigentes opositores.
Tal como alertamos en el art “La situación internacional…” en ésta revista, la situación mundial se impone en las políticas nacionales. Los países de la región, sin importar la ideología que digan tener, se van alineando a USA de cara a la guerra mundial que ya golpea a la puerta. El gobierno de Arce no es la excepción y ante todo intenta convencer al imperialismo de que no es necesario otro partido, que puede girar tan a derecha como le exija la situación. Desde luego tiene límites, el MAS no puede ser fascista, pero si puede ser un bonapartismo policial.
Tal como lo confirma la historia de todos los países, la derechización de un Gobierno que chantajea a los trabajadores con el riesgo de que asuma otro más reaccionario es una espiral reaccionaria que conduce al fascismo si es que la crisis capitalista lo exige. Hay una y solo una fuerza social capaz de evitarlo, la clase obrera organizada en partido revolucionario.
Cuando intervenimos en el movimiento contra los comités cívicos hay que alertar sobre esta realidad, obviamente nos exponemos a la ira de los grupos de choque del MAS y sus burócratas, ¿Qué va a ser? Sabemos que siempre es más cómodo marchar de la mano con ellos.
En concreto, es necesario que los explotados y empobrecidos del país esclarezcamos que la actual disputa entre “masistas” y “camachistas” en lo fundamental es por la de administración de recursos económicos en favor de su facción burguesa, en contra de los explotados, empobrecidos y oprimidos históricamente; debemos ser conscientes que, tanto el MAS como Camacho-Calvo, pretenden seguir entregando nuestros recursos económicos a los países imperialistas.
El proletariado debe levantar su propio partido revolucionario
Sólo la lucha independiente de los trabajadores en defensa de sus derechos y por mejores condiciones de vida puede enfrentar la política anti obrera del gobierno, para ello es fundamental recuperar a sus entes matrices, sobre todo la COB. Esto en el marco de la lucha sindical. Mientras que necesita organizarse en partido revolucionario para desplegar una lucha política contra todas las variantes burguesas. Para arrancar a los sectores de la clase obrera y de la pequeña burguesía empobrecida de la influencia de los partidos que hoy los usan como carne de cañón.
El proletariado no debe esperar nada de un gobierno burgués, toda conquista le ha sido arrebatada, el fuego revolucionario de la guerra del gas no se apagaba sin algunas concesiones. El proletariado debe organizarse independientemente para hacerle frente tanto al MAS como a las demás variantes burguesas, entre las que hoy destacan las que comanda Camacho. Es su deber ineludible y no puede esperanzarse con que otro sujeto social lo realice en su lugar.
El partido debe trazar una política revolucionaria que materialice las tareas democrático burguesas y las vincule con las tareas socialistas para planificar la economía, cuyos pilares fundamentales sean:
- La reforma agraria que expropie tierras a todos los latifundistas, creando las haciendas estatales en pos de la soberanía alimentaria.
- Expropiación de todas las empresas productivas estratégicas del país y nacionalización bajo control obrero.
- Desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, impulsar la industrialización de la minería, los hidrocarburos, el litio bajo control obrero-social.
- Creación del sistema financiero único estatal, que trace la política financiera, crediticia y monetaria en función a los intereses del pueblo.
- Monopolio estatal del comercio exterior, acabando con los grandes contrabandistas y especuladores.
Estas son tareas transitorias que permitan la consecución de un Estado Obrero en transición al socialismo. Su materialización no será posible sin la alianza revolucionaria obrero-campesina.
Joaco y Gabriel / FSR-BOP Jaime Zavaleta, 2/11/22