La economía mundial está en recesión o por caer en ella. Los directores del Banco Mundial y el FMI, en declaraciones efectuadas al comienzo de las Reuniones Anuales de 2022 del FMI en Washington, advirtieron por riesgos crecientes de recesión mundial, confirmando lo que ya escribimos en la revista MI n°10 (*). Según Bloomberg, ya estaríamos en recesión global.
La recesión es casi un hecho en Europa. EE-UU también está en recesión técnica luego de dos trimestres negativos (-0,4 y -0,2), aunque se pronostica una recuperación en el próximo. Según ha publicado Michael Roberts en su blog, el Instituto Peterson prevé una recesión para la zona del euro, EEUU, Reino Unido y Brasil el año próximo (Rusia ya está en recesión actualmente) y el crecimiento de la economía mundial cayendo a un mínimo de 1,8%. Y como (según MR) se necesita un 4% de crecimiento para empatar el crecimiento vegetativo de la población mundial, ese 1,8% esperado significa una caída significativa en el PBI per cápita.
Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) “…los impactos de la pandemia de Covid-19 todavía perduran, la guerra está arrastrando el crecimiento y ejerciendo una presión adicional sobre el alza de los precios, sobre todo por los alimentos y la energía. El PIB global se estancó en el segundo trimestre de 2022 y la producción disminuyó en las economías del G20. La alta inflación persiste por más tiempo de los esperado. En muchas economías, la inflación en la primera mitad de 2022 estuvo en su más alta desde la década de 1980. Con los recientes índices que están empeorando, la perspectiva económica mundial se ha oscurecido”.
La recesión está en gran medida inducida por las subas de las tasas de interés de referencia de la FED, replicadas por el Banco de Inglaterra (BoE) y el BCE. Pero, a pesar de las reiteradas subas del interés, la inflación sigue alta.
Esta combinación de recesión e inflación, que hace aumentar el desempleo y bajar los salarios, está provocando una ola de huelgas y manifestaciones. (Ver MI n°10, pág. 13).
Obviamente la crisis económica no se puede desligar de la guerra en Ucrania. Clave por la dependencia europea de la energía (del gas -sobre todo- y petróleo) que proveía Rusia. Esto coloca a Europa en el centro de la crisis internacional.
El sábado 15 se produjeron manifestaciones en Alemania, Francia, Italia, Austria y República Checa, pidiendo que se levanten las sanciones a Rusia para volver a importar energía a bajo costo, para bajar la inflación, que en los últimos meses aumentó de forma considerable en Europa. El martes 18 hubo huelga general en Francia por aumento de salarios, que se suma a las huelgas en las destilerías, las que están provocando serios problemas de abastecimiento de combustibles.
“Las protestas van tomando fuerza y el deterioro del poder adquisitivo es una realidad que los gobiernos siguen de cerca. La ministra alemana de Exteriores, Annalena Baerbock, se refirió meses atrás al temor de los empresarios por posibles “levantamientos populares”. (LPO, 14/10)
Este agravamiento de la crisis europea a consecuencia de la guerra está trayendo también consecuencias políticas: En el Reino Unido, la recientemente asumida primer ministro Liz Truss, tuvo que renunciar tras 44 días de gobierno.
Además de la inestabilidad, la situación política en general se caracteriza por un desplazamiento hacia la derecha. En Italia la caída de Mario Draghi y el triunfo electoral de la coalición de derecha encabezada por Giorgia Meloni (que proviene de una organización fascista). También en Suecia una coalición de conservadores de derecha con la ultraderecha (Demócratas de Suecia, de raíces neonazis) ganó las elecciones legislativas, provocando la renuncia de la primera ministra socialdemócrata Magdalena Andersson.
La presión política y social se hace sentir dentro de Alemania. Esa es la causa de que el gobierno de Scholz, no haya terminado de involucrarse a fondo con el apoyo militar a Ucrania. Es evidente que hay sectores de la propia burguesía interesados en un restablecimiento de las relaciones con Rusia, para lo cual sería necesario una salida negociada a la guerra. Que EE-UU haya tenido que sabotear el Nordstream (como ha asegurado Jeffrey Sachs, reconocido economista de la Universidad de Columbia, EEUU, que además fue consejero de tres secretarios generales de la ONU) es una demostración de que la fidelidad de Alemania para con los planes de Washington no es incondicional. El ataque al gasoducto se ha hecho para “quemar las naves” de Alemania, porque EE-UU está embarcado en un plan general que no acepta ninguna vuelta atrás.
Como dijimos en nuestra declaración y venimos sosteniendo en nuestro análisis, la guerra en Ucrania es una jugada importante, pero secundaria, ante el objetivo principal de la alianza anglosajona que es la guerra contra China. Aun así, tampoco descartamos las consecuencias a las que puede llevar la dinámica de esta guerra.
Y efectivamente, en su afán de lograr una derrota militar de Rusia o la caída de Putin que abra una negociación favorable, Ucrania-OTAN lanzaron una contra ofensiva sobre las regiones controladas por Rusia en el noreste y el sur. Putin respondió -plebiscito mediante- con la anexión de cuatro regiones del este de Ucrania (Lugansk, Dontesk, Zaporiyia y Jersón). Casi inmediatamente en el día del cumpleaños de Putin atentaron contra el puente de Kerch que une la península de Crimea (anexada por Rusia en 2014) con el territorio ruso. En respuesta, el 10/10, Rusia lanzó una andanada de misiles (unos 85) en un solo día contra 10 ciudades ucranianas, incluyendo Kiev y Lvov. Y al día siguiente más misiles volvieron a caer sobre ciudades ucranianas, y luego atacaron con drones “kamikaze”, causando grandes daños a la infraestructura en varias ciudades.
Al mismo tiempo Putin volvió a advertir que un ataque de Ucrania contra territorio ruso sería respondido con todos los medios militares a su alcance incluyendo el armamento nuclear. Biden aseguró que un ataque nuclear no quedaría sin responder por parte de EE-UU. Así que esta escalada se acerca peligrosamente al límite de la guerra nuclear.
En cambio, el presidente francés Emmanuel Macron aseguró que Francia no responderá con armas nucleares si Rusia las emplea en Ucrania: “Nuestra doctrina descansa en los intereses fundamentales de la nación. Están definidos claramente y no se verían afectados directamente si, por ejemplo, hubiera un ataque nuclear balístico en Ucrania”. Estas declaraciones de Macron, tanto como la actitud reticente de Alemania en el apoyo con armamento a Ucrania, son una clara expresión de los intereses contrapuestos y las grietas que empiezan a abrirse a medida que la crisis y la movilización de masas se desarrollan.
Habrá que ver cómo afecta tanto a la guerra europea, como a las perspectivas de guerra mundial, el resultado de las elecciones de medio término en EE-UU, el 8 de noviembre, en donde se espera un triunfo republicano.
Mientras tanto, se realizó en China el XX Congreso del Partido Comunista, que ratificó a Xi Jimping para un tercer período presidencial. Xi reiteró discursos sobre la pertenencia de Taiwán a China: “Seguiremos luchando por la reunificación pacífica con la mayor sinceridad y el máximo esfuerzo, pero nunca prometeremos renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias”.
Tras los discursos de Xi Jimping, Antony Blinken (secretario de estado de EE-UU) caracterizó que China ha tomado la decisión de apoderarse de Taiwán en un plazo mucho más rápido de lo que se pensaba.
En tanto, el jefe de operaciones navales, almirante Michael Gilday, refiriéndose a la llamada ‘ventana de Davidson’, un pronóstico realizado en el 2021 por el comandante del Comando del Indo-Pacífico de EE-UU, el almirante Phil Davidson, sobre que China sería capaz de reunificar Taiwán en los próximos 6 años, declaró: “No se trata solo de lo que dice el presidente Xi, sino de cómo se comportan los chinos y de lo que hacen. Lo que hemos visto en los últimos 20 años es que han cumplido todas las promesas que hicieron antes de lo que dijeron. Cuando se trata de la ventana del 2027, creo que debería ser una ventana del 2022 o quizás una ventana del 2023. No puedo descartar esto. No pretendo en absoluto ser alarmista al decir esto, pero no podemos descartarlo”.
Lo que da credibilidad a estos pronósticos, es la prolongación y profundización de la crisis económica mundial, reafirmando que no hay salida a esta crisis general por medios puramente económicos, y que las potencias, en particular EE-UU, buscan imponer una salida por medio de la guerra. Es la crisis económica sin salida la que determina la inevitabilidad de esta guerra mundial (tal como ha ocurrido con las dos anteriores) y no los problemas psicológicos de tal o cual gobernante.
Si estos pronósticos del almirante Gilday se cumplen, por más que Macron diga que “no queremos una guerra mundial”, y Alemania recién haya comenzado a reforzar sus FFAA, no habrá país imperialista ni gran potencia que pueda permanecer neutral. Francia y Alemania ¿actuarán en la guerra del lado de EE-UU o de Rusia y China?
La india también tendrá que terminar con su ambigüedad actual, que la ubica en el acuerdo QUAD con los EE-UU, al mismo tiempo que tiene relaciones comerciales y amistosas con Rusia.
Latinoamérica tampoco escapará a las fuertes presiones del imperialismo yanki, no solo para abastecerse de las materias primas necesarias para sus industrias, sino para privar a sus enemigos de los recursos -sobre todo en minerales y alimentos- que obtienen de esta parte del mundo. Así como en la revista anterior (MI n°10, página 15) hicimos referencia a las declaraciones de Laura Richardson* (Jefe del Comando Sur norteamericano) sobre el litio en Chile, Bolivia y Argentina, ahora se ha conocido el acuerdo de Paraguay con EE-UU para invertir en la hidrovía del Paraguay-Paraná, lo cual implica no solo el control técnico-económico de esa vía navegable fundamental para varios países de la región, sino que la instalación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos en su territorio -y con el argumento de cuidar ese recurso que EE-UU considera vital para su seguridad nacional-, también llevará a la instalación de tropas yankis en Paraguay.
La presión de la crisis, la guerra en Ucrania y el cerco económico-comercial-tecnológico sobre China, está haciendo que los gobiernos de América Latina se orienten como la aguja imantada de la brújula. Estos gobiernos como el de Castillo, Boric o Petro, considerados de “izquierda” por los analistas políticos, que ganaron las elecciones como emergentes de los procesos de levantamientos obreros y populares en sus respectivos países, en muy poco tiempo demostraron ser sólo dóciles agentes del imperialismo y la gran burguesía. El propio Lula ya dejó en claro que abandona toda pretensión de “progresismo” al llevar como candidato a vicepresidente a Geraldo Alckmin, un “ícono” de la derecha.
Los tiempos se acortan. Los grupos que nos reivindicamos revolucionarios y defendemos los principios fundacionales de la IV Internacional, debemos redoblar la actividad en pos de un reagrupamiento. La ubicación política en relación a la guerra es fundamental. Descartamos de plano a los grupos y corrientes que se ubican en el bando de Ucrania-OTAN.
Desde ya que los grupos que formamos el Comité de Enlace Internacional tenemos que preparar a nuestros militantes para el momento que se aproxima, tomando como base los documentos y programas para la guerra de Lenin y de la IV Internacional bajo la dirección de Trotsky. Y desarrollar una consecuente tarea de explicación paciente, de agitación propagandística de la situación a la que nos arrastra el capitalismo, y que no hay otra forma de impedir la guerra y demás calamidades de este sistema, que la revolución socialista.
Comité de Enlace Internacional
20/10/22*) “…esta región (LA) es tan rica en recursos minerales de tierras raras, litio, el Triángulo del litio está en esta región, hay muchas cosas tiene para ofrecer… pero veo lo que nuestros competidores están haciendo, Rusia también ésta en esta región, están allí para socavar a EEUU, para socavar las democracias”.