Este articulo va dirigido a todas esas personas que están decididamente a favor de Palestina, que no hay que explicarles ni que es el sionismo ni las atrocidades cometidas por Israel, ni que se trata de un genocidio, pero que se preguntan ¿Cómo ha podido pasar esto? La respuesta a esa pregunta tiene tanta profundidad que no suele abordarse más que superficialmente.
Una frase muy repetida en estos días es “en Palestina hemos fallado como humanidad”. Eso es innegable, pero no explica nada. Netanyahu es tan parte de la humanidad como los palestinos que hace masacrar. Entonces hay que empezar por diferenciar dentro de ese gran conglomerado que es la humanidad.
Clase, etnia y religión:
Por comenzar ¿Quiénes son los que se enfrentan? ¿Es un conflicto étnico, religioso o de clase, o todo junto al mismo tiempo? Para responder esta primera pregunta debemos realizar una breve radiografía del sionismo. Aunque no se mediatice cientos de miles de judíos en el mundo condenan el genocidio palestino. Representantes políticos de las más diversas etnias y religiones son cómplices de Israel, incluso gobiernos árabes, el gobierno de Egipto por ejemplo, ha reprimido duramente las protestas y ha garantizado que no pueda entrar ninguna ayuda a Gaza. Primera conclusión: ni todos los judíos son sionistas (tampoco todos los israelíes, masivas protestas han pedido el alto al fuego), ni todos los sionistas son judíos.
Si a esto le añadimos que antes de la existencia de Israel, árabes y judíos convivían pacíficamente en Palestina, entenderemos que la etnia y la religión no son la causa del conflicto sino el sionismo, una vez que pudo materializar su proyecto fundando Israel sobre territorio palestino, y llevar a cabo el 15 de mayo de 1948 la expulsión de sus casas de más de 700mil Palestinos y arrasando más de 500 aldeas en los acontecimientos que los palestinos recuerdan como la Nakba (la gran catástrofe). A esta afirmación se objetará: “Pero Israel es un Estado judío”. Aquí etnia y religión sirven como sustrato sobre el cual se apoya y se erige el proyecto genocida. Sirve de justificativo, de argumento, de disfraz.
El sionismo moderno nace a fines del siglo XIX de la mano de teóricos como Theodor Herzl, muy influenciado por las revoluciones burguesas europeas de 1948, es decir que ya su planteamiento en esa época era fundar un Estado burgués judío. Eso es lo que es Israel, un Estado burgués que sirve a los fines y proyectos de la burguesía sionista. Además es un ariete del imperialismo, primero británico y luego yanqui, en toda la región.
El uso que hace de la etnia y la religión es el mismo que hace todo estado burgués, hacerle creer a su población y al mundo entero que la nación a nombre de la cual actúa tiene intereses comunes con su burguesía y su Estado. El Estado nación es un producto histórico del capitalismo, inevitable en su desarrollo, porque de otra manera una clase tan minoritaria no podría alinear a su proyecto a las masas explotadas. Israel por las atrocidades que comete y lo ilegitimo de su existencia está obligado a exprimir el uso de la etnia y la religión hasta limites absurdos, a formar a sus ciudadanos en la creencia que son “el pueblo elegido”, en el odio y temor a los palestinos y que deben morir todos incluidos los bebes y a hacerles creer que cualquier crítica a Israel es anti semitismo.
Por lo tanto; clase, etnia y religión atraviesan el conflicto, pero no en partes equivalentes e independientes, sino en el sentido de que siendo impulsado por intereses de clase se apoya en los otros dos, los subordina. Este hecho complejiza el tema y lo vuelve más confuso, pero todo se aclara cuando uno se pregunta ¿Quién se beneficia realmente del genocidio palestino?
Los cómplices:
Pero ¿Por qué el resto del mundo no le puso un freno? A esta pregunta hay que oponer esta otra ¿Quién es el resto del mundo? Y complementar con la última pregunta del párrafo anterior.
A principios de Julio la relatora especial de Naciones Unidas sobre los territorios palestinos Francesca Albanese presentó un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde expuso lo que llamó “una economía del genocidio” La experta documentó que en los 21 meses anteriores a julio, la bolsa de Tel Aviv subió un 213%,acumulando 225.700 millones de dólares en ganancias bursátiles. Estos rendimiento se alcanzaron “mientras el genocidio israelí devastaba las vidas y los paisajes palestinos (…) Para algunos, el genocidio es rentable”, declaró Albanese.
“Los actores corporativos están profundamente entrelazados con el sistema de ocupación, apartheid y genocidio en el territorio palestino ocupado”, afirmó Albanese.
Su lista incluye fabricantes armamentísticos como Lockheed Martin, Leonardo (Ita), Elbit Systems, General Dynamics, BAE systems, Boeing. Empresas tecnológicas Alphabet (Google), IBM, Microsoft, Palantir y Amazon por proporcionar tecnología que permite a Israel rastrear y atacar a palestinos. También menciona a Caterpillar, Hyundai y Volvo, que han suministrado vehículos utilizados para demoler viviendas y arrasar comunidades bombardeadas. Y como luego de demoler está el negocio de construir, el informe señala a las constructoras CAF (Esp) y Shapir Engineering. Incluye, asimismo, a instituciones financieras como los bancos BNP Paribas, Barclays, Blackrock, Vanguard, Pimco, Citygroup, JPMorgan, Duetsche Bank, que han estado suscribiendo bonos del Tesoro israelí durante todo el conflicto. Empresas de minería, energía y agroindustria: Glencore (Suiza), Maersk, Bright Diary & Food, Netafim. Y hasta plataformas de turismo en asentamientos como Booking y AIRBNB. Estos son solo algunas de las empresas mencionadas en la exposición detallada que elaboró Albanese. Se trata de multinacionales de todas partes, sobre todo de Europa y EEUU.
La relatora especial instó a los Estados a imponer un embargo de armas total, suspender los acuerdos comerciales y de inversión, y exigir responsabilidades a las empresas por las violaciones del derecho internacional. Sin embargo, fue ella la sancionada por EEUU y censurada en Siuza ¿y cómo no sería así? Si depositaba la solución en los representantes políticos de esas mismas empresas. Por eso, ningún país dejo de suministrar armas, ni de importar y exportar productos de Israel, ni suspendió la operación de ninguna empresa de capital israelí, al contrario se han expandido.
Son estos negocios la causa de la complicidad en el genocidio. Algunos ilusos creen que es por miedo de los gobiernos a ser tildados de anti semitas. Llamativa ilusión, cuando son ellos los que recurren sistemáticamente al uso de esa chicana barata contra la población que protesta, y no con argumentos, ya que son absurdos, sino con el peso de las instituciones represivas.
Recién tras el anuncio de ocupar Gaza, Alemania suspendió el envió de armas y de manera parcial, otros gobiernos toman medidas similares ante las crecientes protestas. Acciones tardías que no cambian nada, el apoyo de esos gobiernos a Israel para la destrucción de Gaza y los crímenes atroces fue total.
En cuanto a la expansión del capital sionista podemos destacar dos casos cercanos y actuales; se acaba de anunciar que la empresa Israelí Navitas explotará petróleo en las islas Malvinas en conjunto con la británica Rockhopper en un proyecto que aspira a extraer 150mil barriles diarios. Asimismo, el gobierno argentino pretende privatizar la estatal de agua AySA en beneficio de la empresa estatal de agua de Israel Mekorot, la misma que restringió al mínimo el agua para los palestinos durante décadas controlará el agua de Argentina (ya tiene convenios en 11 provincias).
Algunos dirán “Pero ¿qué hay de Irán, los demás Estados árabes, China y Rusia? También son burgueses y apoyan a Palestina” Apoyan de palabra, que en este caso vale lo mismo que nada. Si hubieran hecho algo el genocidio no hubiera avanzado tanto.
Irán acordó su alto al fuego y no incluyo a Palestina. China reserva sus misiles para la próxima guerra mundial, es decir para sus propios intereses imperialistas. Putin habla de Gaza ocasionalmente, pero se le olvida cuando se reúne con Trump.
En cuanto a los países árabes, solo Egipto (1979), Jordania (1994), y EAU, Bahrein, Marruecos y Sudan, todos desde el 2000, reconocen al estado de Israel. Sin embargo, es decisivo el rol de Arabia Saudita, país que los expertos señalan como líder y dirigente de facto de la Liga Arabe, una organización regional de 22 países. En 2023, antes del ataque de Hamas, Arabia estaba a punto de firmar un acuerdo de defensa mutua con EEUU y Israel para contener a Irán y China, acuerdo que, además de reconocer el Estado israelí, no incluía ninguna exigencia a favor de Palestina. Todo lo que sucedió luego apago el acuerdo, desde entonces los portavoces de Arabia han jugado a hablar duro contra Israel, un circo que quizá engañe a algunos árabes, ahora el canciller advirtió que no permitirán que Israel tome Gaza, lo mismo dijeron desde Jordania, EAU y Qatar, hay que avisarles a todos estos que la toma de Gaza y cisjordania ya está en curso.
A los que depositan alguna confianza en el bloque imperialista de China y Rusia, como si fuera más humano o progresista, ¡que vean como dejaron pasar el genocidio palestino sin hacer nada más que usarlo como propaganda!
Entonces, resumiendo, el resto del mundo son países capitalistas como Israel que no actúan de acuerdo a los llamados derechos humanos sino al bienestar de sus negocios. Y como quedó demostrado están dispuestos a llevar su complicidad con el genocidio palestino hasta las últimas consecuencias. Por eso los llamados a que “el mundo”, “las autoridades” o “los líderes mundiales” hagan algo, caen en saco roto.
Israel es, por lo tanto, hijo legítimo del capitalismo en su fase imperialista. Es el más repugnante de todos sus hijos, pero a todos los estados burgueses se los puede reconocer en los rasgos abominables de su hermano genocida ¿Qué cómo ha sido posible el genocidio Palestino? para las burguesías de los demás países la hermandad de intereses con la burguesía sionista vale más que la vida de los palestinos. Para algunos, como los gobiernos de los países árabes, o el imperialismo chino, la causa palestina es apenas una moneda de cambio, para otros ni siquiera eso.
Es una cuestión de poder:
¿Y las clases trabajadoras, no son también parte de la humanidad? Desde luego, pero todo el mundo actualmente es capitalista. Las clases trabajadoras no se han quedado cruzadas de brazos, han realizado numerosas protestas multitudinarias a lo largo del mundo, las de Australia, Japón, Yemen, han sido históricas. Muchas hinchadas de clubes de futbol, básquet y otros deportes cuyo grueso lo componen clases trabajadoras expresaron su apoyo a Palestina. Estibadores de Grecia, Italia y Francia impidieron el envió de material e insumos para la industria militar israelí, medidas similares tomaron obreros suecos y belgas. Fueron las medidas más contundentes contra Israel en estos meses, todas protagonizadas por la clase obrera y lejos de la hipocresía parlamentaria.
Pero no podemos exagerar su alcance, esas grandes manifestaciones no han frenado el genocidio y eso nos tiene que enseñar algo. Es una cuestión de poder. El Estado es la organización del poder de la burguesía. Que todos los estados son burgueses significa que la clase obrera no tiene el poder en ningún país.
Las protestas expresan fuerza, masas indignadas que dicen basta, no es poco, pero tampoco es suficiente. Es que al mismo tiempo expresan falta de poder, ¿a quién van dirigidas las protestas? Al que tiene el poder para exigirle que haga lo que vos no podes hacer, que resulta ser la clase que tiene intereses antagónicos a los tuyos. Los que quieren no pueden y los que pueden no quieren. Esto es lo fundamental. ¿Cuántos se han movilizado a favor de Palestina? Decenas de millones ¿Cuántos a favor de Israel? Apenas un puñado de sionistas, pero que tienen el poder de los Estados de su parte. Por esto ha sido posible el genocidio palestino, las masas trabajadoras, únicas realmente interesadas en evitar el genocidio, no tienen el poder en ningún lugar del mundo.
¿Cómo se ha plasmado ese poder en el genocidio? Hay tanto material que incluso una aproximación excede este artículo. Sin entrar en detalles mencionaremos lo más importante; los grandes medios y las agencias de noticias cumplen un rol clave repitiendo la narrativa sionista (se podrían escribir libros sólo sobre el análisis de esa narrativa) o tratando de invisibilizar los hechos. También influyen los deportistas, artistas, actores, influencers, etc., que actúan como embajadores culturales del sionismo, y que son protegidos por las federaciones desde la FIFA hasta Hollywood. La diplomacia (que si analizaremos un poco) finge hacer cuando en realidad deja pasar el tiempo. Todas las instituciones comerciales y financieras de los Estados continúan sus operaciones con Israel. En todos los países la fuerza estatal se usa contra la población que apoye a Palestina, desde lo más suave como la cancelación y censura hasta procesos y cárcel. La represión de la protesta también es clave. Aquí actúan en conjunto la justicia (fiscalía, estrados, cárceles) y las fuerzas represivas (policía, gendarmería, y si fuera necesario el ejército).
Es curioso que para la mayoría de las personas sea más fácil perder la fe en la humanidad, culpándola en bloque de la inacción o de permitir el genocidio, que identificar que es el carácter burgués de los Estados y sus gobiernos los culpables. En una palabra, el capitalismo.
Así se ve claramente que 1) la causa palestina está enmarcada en la lucha de clases mundial 2) las clases trabajadoras están muy retrasadas respecto de las tareas más urgentes, la causa palestina es una de ellas, la incipiente guerra mundial es otra 3) Los trabajadores han podido dar golpes certeros a Israel solo mediante huelgas y bloqueos, métodos propios de su clase, que recuerdan que son los creadores y distribuidores de la riqueza 4) Tomar el poder del estado es fundamental, no solo para planificar la economía de acuerdo a las necesidades sociales sino, para evitar la barbarie a la que nos lleva el capitalismo, para enfrentar sus guerras y sus genocidios con armas eficientes antes de que sea demasiado tarde.
El imperialismo y su diplomacia
Representantes de países cuyos gobiernos posan de opositores del sionismo lanzan fuertes discursos en ese ágora de la charlatanería que es la ONU. La nulidad parlamentaria llevada a su máxima expresión, donde EEUU tiene derecho a vetar cualquier resolución que no le guste. A principios de junio la Asamblea General aprobó una resolución que exige “un alto al fuego inmediato, incondicional y permanente en Gaza, la entrada de ayuda humanitaria irrestricta y la rendición de cuentas de parte de Israel”. El texto obtuvo 149 votos a favor, 12 en contra (EEUU, Israel, Argentina y Paraguay entre ellos) y 19 abstenciones. ¿Ustedes vieron que se cumpliera algo de eso? Los palestinos tampoco. Otro “saludo a la bandera” es la orden de arresto a Netanyahu que emitió la corte Penal Internacional a fines de 2024.
A la hipocresía de la ONU le compite la de la EU, diplomáticos de partidos de oposición, supuestamente progres, o de izquierda, se contentan con decirle en su cara a la presidenta de la comisión europea, Ursula von der Leyen, unas cuantas verdades, y vuelven a sus casas con la conciencia tranquila. Para Palestina no consiguen nada, el genocidio avanza sin pausa, la UE ha sido el principal aliado de Israel luego de Estados Unidos, Alemania el segundo máximo proveedor de armas. Pero por lo menos los simpatizantes de esos partidos de izquierda se sienten representados que es lo que en realidad les interesa a sus dirigentes de cara a las próximas elecciones.
Ahora que Gaza ha sido reducida a escombros y el sionismo ha llevado a la hambruna extrema a todos los gazaties hay gobiernos que reconocen un Estado Palestino, como Macron en Francia, es la peor de las burlas. Otros que posan de progres como Petro de Colombia rompen relaciones diplomáticas. Se tardaron por lo menos un par de años en los que paso un genocidio. Para eso sirve la diplomacia capitalista.
Lo mismo sucede con los partidos de oposición progres en los parlamentos del mundo entero, la causa palestina como moneda de cambio para hacerse los indignados y captar votos ¡En Argentina hasta el kirchnerismo, aliado del sionismo, que por ejemplo en 2020 impulsó la ley que considera antisemita criticar a Israel (o como dice encubiertamente la ley a “las instituciones de la comunidad judía”), (ley que también voto a favor el FIT –PTS y PO), ahora posa tibiamente de anti sionista para captar votos!
El parlamentarismo en general sirve para hacer ver que existe la más amplia democracia donde en realidad no hay ninguna. El genocidio Palestino por su larga duración y por lo inenarrable de sus atrocidades ha venido a mostrar esta verdad con total claridad. En la ONU, en la UE, todos pueden hablar largo y tendido y descargar toda su fingida indignación, con la misma seguridad que no saldrá de allí ninguna medida contundente a favor de Palestina.
Es cierto que en la ONU hay comisiones que hacen un trabajo valioso, pongamos por caso el informe de Albanese. También que hay trabajadores íntegros, muchos de ellos fueron masacrados por el sionismo en Gaza. Pero no es en la esfera de la ONU donde se puede sacar provecho a esos trabajos, se los debe apropiar la clase trabajadora como ha sucedido en las manifestaciones.
Marxismo vs ideologías pequeñoburguesas
El genocidio palestino ha puesto a prueba a todas las corrientes ideológicas, y una vez más, como ha sucedido en cada gran acontecimiento histórico de los últimos 150 años, sólo el marxismo ha pasado la prueba.
Analicemos esas lamentaciones corrientes; “¿cómo puede ser que pase esto en pleno siglo XXI?” o “¿cómo pueden haber personas tan inhumanas?” La primera es el evolucionismo vulgar, creer que la humanidad transita en una línea recta de la barbarie a la civilización. Basta echar una breve ojeada a la historia para saber que no es así. Y el marxismo, como analiza la historia a través de la lucha de clases, ha sabido explicar este andar errático: cuando las clases dominantes se han vuelto reaccionarias no están dispuestas a dejar la escena pacíficamente, se aferran al poder con todas sus fuerzas y están resueltas a arrastrar a toda la humanidad consigo, en la lucha por el logro de sus intereses están dispuestas a las mayores barbaridades.
La segunda es humanista, cree que el comportamiento del ser humano debería estar enmarcado en ciertos límites morales ¿pero quién obliga a la burguesía a respetar reglas morales? Los dueños del mundo no se detienen ante límites morales, o los modifican a conveniencia, referentes sionistas afirman que es moral y justo y un acto divino masacrar niños palestinos. Todas esas lamentaciones, todos esos llamados sin respuesta a respetar los derechos humanos, es la manifestación de su propia impotencia. Estas dos corrientes, evolucionismo vulgar y humanismo, pasan por alto que la sociedad está dividida en clases antagónicas.
Otro hermano del humanismo, es el pacifismo. Pregonar el pacifismo cuando el sionismo impone su masacre sin impedimentos y cuando el mundo entero se prepara para una enorme matanza en interés del capital, es adormecer a los trabajadores en ilusiones consoladoras. El mundo capitalista no es pacífico, se basa en guerras y también en genocidios. A los que pregonan que la paz es el camino Israel les respondió ejecutando niños en las filas del hambre. No son discursos de paz lo que doblegara al sionismo sino la fuerza de la clase obrera organizada.
Una tercera corriente idealista es la que cree que la clave está en la educación. Se olvida que el propio educador debe ser reeducado. En realidad olvida o pasa por alto mucho más, por ejemplo que escuela y universidad son instituciones del estado burgués. Defendemos su carácter público y gratuito, la educación es un derecho básico, pero eso no modifica su carácter burgués. Esta afirmación, que por lo general es abstracta y difícil de entender, se vuelve muy clara ahora que las autoridades educativas instruyen no hablar del tema más importante de la actualidad mundial o persiguen a quienes lo hacen. La censura se encuentra en las mismas aulas donde se enseña el concepto de la libertad de expresión. Con esto debería bastar para comprender que la educación no va a cambiar el mundo, como tampoco ha podido hacer absolutamente nada para combatir el genocidio palestino.
En los momentos que sale este artículo ha zarpado de Barcelona la flotilla Global Sumud compuesta de 20 barcos con más de 300 activistas, es una acción importante, no por los insumos que serían apenas una gota en el desierto, sino por su carácter simbólico al amenazar con romper el cerco. Sin dudas mete presión sobre Israel y los Estados Europeos y árabes. Pero cualquier represalia que tome Israel o sus cómplices contra la flotilla (es difícil creer que les permitirán desembarcar en Gaza) adquirirá relevancia si contribuye a una agudización de la lucha de clases, a una movilización y organización de las clases trabajadoras no sólo contra Israel sino también contra cada uno de sus Estados. Ese es el valor de la flotilla. No como acción independiente. Unos cuantos valientes no pueden reemplazar a las clases trabajadoras.
Mención especial merece el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que organiza campañas para presionar a empresas israelíes y multinacionales cómplices, promoviendo el boicot de sus productos y servicios, para obligarlas a cesar su apoyo a la ocupación y el apartheid. Empresas como Amazon, Google, Intel, Microsoft, McDonald’s, Puma y Carrefour, Pepsi, Coca Cola, entre muchas otras. El BDS tiene el mérito de identificar al enemigo, la gran burguesía sionista. Pero le erra al método. Es como querer tumbar al imperialismo yanqui llamando a dejar de consumir sus productos. Su rotundo fracaso está a la vista. Esas empresas no solo no han dejado de apoyar a Israel sino que han crecido exponencialmente. La imagen de personas en supermercados pasando horas para asegurarse de comprar productos que no tengan vínculos con el sionismo es enternecedora pero también bastante patética. La vida de los palestinos no puede depender de ese tipo de acciones. Como se dirige solo contra el consumo y no contra la propiedad, el trasfondo de este movimiento es el respeto a la propiedad privada de los grandes medios de producción, incluida la propiedad de los sionistas.
El reformismo y el centrismo como los partidos del FIT, alimentan otro tipo de ilusiones, no sobre la naturaleza humana sino directamente políticas, ilusiones en ciertas instituciones democráticas del estado burgués, especialmente las de tipo parlamentario que se ha convertido en su habitad natural. Ahora que la hipocresía ha sido llevada a la parodia en la ONU, en la UE, y en el parlamento de cada país, quedan expuestos pero no se corrigen. Ni un genocidio los corrige. Piden tu voto para “enfrentar el ajuste en el congreso”, “para elevar la voz palestina al Congreso” o frases por el estilo. El trabajador debe escapar de ese discurso como de la peste. No creer ni por un segundo que en el parlamento se puede dar una lucha real contra los planes de la burguesía. Los parlamentos del mundo entero se la pasaron parloteando mientras ocurría un genocidio.
Finalmente el anarquismo; explicamos que el genocidio palestino es posible por la complicidad o pasividad de todos los países, que son todos capitalistas, que las clases trabajadoras no han quedado pasivas pero poco han podido hacer porque no disponen del poder. Tomar el poder del Estado para volverlo contra los explotadores es un abc de la lucha de clases proletaria. Un Estado obrero es un fuerte situado por un mundo capitalista, es un bastión para expandir la revolución mundial y para defender a los países oprimidos de la barbarie imperialista. Los anarquistas no están de acuerdo y por eso mismo no podrán organizar una lucha efectiva contra las calamidades de las guerras y genocidios capitalistas.
El genocidio palestino clama por la construcción del partido revolucionario
Los anarquistas tampoco están de acuerdo con el partido, pero es imprescindible, la burguesía tiene una maquinaria bien aceitada, no es invulnerable, pero hay que saber cómo, cuándo y dónde golpearla, solo el partido puede economizar las fuerzas con golpes certeros, con un programa claro y agrupando a la vanguardia.
Es un lugar común que el problema de la izquierda es que no se une por lucha de egos, puede ser cierto en algunos casos, pero el problema del partido es el de la organización de la vanguardia para enfrentar a un enemigo que dispone de todos los medios de dominación. La naturaleza desventajosa de la lucha hace necesario que la política sea precisa, esa es la principal razón de la lucha ideológica en la izquierda.
Por ejemplo, nos llaman sectarios por no apoyar al FITu ¿podemos apoyar a partidos que alimentan las ilusiones en el régimen democrático burgués tirándole un salvavidas al parlamentarismo cuando está en bancarrota en todo el mundo? Eso no es marxismo.
¿Qué hay de Israel? Los partidos del FITu no dicen que haya que destruirlo. No es un punto secundario, de esa posición depende de si hay solución para la causa palestina o no. Estamos a favor de la destrucción de todo estado burgués, ¿Cómo no lo íbamos a estar de uno racista y colonial que se basa en la ocupación, destierro, masacres, limpieza étnica, campos de concentración a cielo abierto, etc., etc.? 80 años atestiguan que Israel es un Estado genocida, a veces avanzo más lento pero nunca los palestinos recuperaron una palma de tierra perdida. De estos hechos históricos, irrefutables, se desprende naturalmente nuestro programa de destrucción del Estado de Israel ¿podríamos adherir a aquellos partidos que tienen vacilaciones u otra opinión sobre este punto tan importante?
En definitiva ese partido revolucionario no existe en ningún lado, se debe crear en el curso de las luchas, pretendemos ser parte de ese proceso. Ya pasaron más de 80 años desde que Trotsky dijera que la crisis de la clase obrera es la crisis de dirección. Sigue siendo así. En casi 80 años Israel fue estrangulando a los palestinos. La causa palestina paga en carne propia el hecho de que la clase obrera mundial este tan retrasada respecto de sus tareas históricas. A numerosas derrotas las han llevado sus dirigentes burócratas, reformistas, centristas, anarquistas y estalinistas, la experiencia ha demostrado que abrirse paso a través de toda esa basura y crear un partido revolucionario no es tarea sencilla.
Vivimos tiempos decisivos, el genocidio palestino atraviesa su fase culminante con la ocupación de Gaza y de Cisjordania. Todo lo que ha sucedido en Palestina y continúa sucediendo es un grito desesperado dirigido a los oídos de las clases trabajadoras en vísperas de una nueva guerra mundial que esta vez será nuclear, y ese grito dice “la burguesía mundial está dispuesta a sacrificar a toda la humanidad por sus mezquinos intereses, a acabar con pueblos enteros como el palestino, y sólo vos podés evitarlo”.
Joaco Cuevas, 2/9/25