(Principios y Oportunismo electoral de las corrientes centristas que se reivindican trotskistas)
En la segunda vuelta (balotaje o ballotage) de las recientes elecciones provocó muchas críticas dentro del propio Fitu, la posición adoptada por Izquierda Socialista, organización que integra ese frente electoral. Abiertamente IS definió llamar a votar a Sergio Massa, el candidato de Unión por La Patria, una alianza electoral del peronismo, es decir, no solo una alianza de fracciones burguesas, sino que –aunque se haya cambiado el nombre- era la alianza gobernante. Massa era además el candidato preferido de los empresarios locales, de los banqueros, de la SRA (Sociedad Rural Argentina), del imperialismo yanki, del sionismo (Massa apoyó abiertamente la acción militar de Israel contra el pueblo palestino) y del FMI, etc. Es decir, Massa era tan capitalista y de derecha como el otro candidato, Javier Milei.
En una nota llamada “El balotaje y los debates en el FIT-unidad”, publicada con fecha 22/11 en la página de su organización, Miguel Sorans (principal e histórico dirigente de IS y de la UIT) sale a defender la posición de su partido con dos argumentos: uno, que la definición del voto es una cuestión táctica y que ellos expresamente plantean que no le dan apoyo político a Massa. (Fuimos claros y contundentes con el significado del voto crítico a Massa: “no significa darle aval ni apoyo político. Lo hacemos desde una política de independencia de clase.) Y dos, que la posición adoptada en relación al voto no tiene nada que ver con los principios (Quieren instalar que Izquierda Socialista rompería con un principio del FIT-Unidad, pero nada más alejado de la realidad. Aclaramos una vez más que se trata de una táctica electoral (ninguna cuestión de “principios”) que, en algunas ocasiones, los socialistas revolucionarios la hemos utilizado).
Además, Sorans nos aclara que esa “táctica” no está relacionada con la lucha contra el fascismo, ya que:
“No consideramos que un posible triunfo electoral de Milei, automáticamente signifique un “golpe” o “cambio de régimen fascista” en el sentido que al otro día se prohíban todas las libertades democráticas, se clausure el parlamento, se prohíban los partidos políticos, se anule el derecho de huelga y encarcelen a miles de personas. O sea, que haya una contrarrevolución fascista. Pero al PTS, PO y MST, ¿les parece que da igual que puedan gobernar el país los fachos de Milei y Villarruel? No hace falta la llegada de “un golpe” fascista para que un gobierno de ultraderecha intente aplicar medidas como, por ejemplo, indultar a genocidas, privatizar la educación, la salud o los trenes, anular el derecho al aborto legal, cerrar ministerios y dejar a miles de cesantes en las calles o reprimir las marchas piqueteras u obreras por sus reivindicaciones. Esto es lo que presienten millones de trabajadoras y trabajadores, de mujeres y disidencias, de la juventud, de piqueteros o estudiantes de los profesorados o universidades públicas y que por eso van a votar con la nariz tapada a Massa, para tratar de evitar que llegue el facho Milei al gobierno. Así de sencillo”. Como diría Trotsky, Sorans caracteriza a los candidatos como al tabaco turco, de derecha, de ultraderecha o de centroderecha. ¿Y a quienes contemplaría el gobierno de unidad nacional al que de ganar convocaría Massa? Rubinstein, el vice ministro de economía designado por Massa, acaba de declarar que las resoluciones implementadas por Milei al asumir (devaluación y ajuste) eran inevitables. ¿Acaso Sorans cree que si este mismo era el plan de Massa se impondrá sin represión?
En primer lugar, estimamos que Sorans debe saber lo que dice y escribe uno de sus principales candidatos y entendemos que también dirigente de IS, Rubén (pollo) Sobrero: “el límite nuestro es el fascismo. No podemos pararnos con nuestra indiferencia, ante el fascismo que representa Milei” (AM1270/FM97.UNE radio Pública de Provincia de Buenos Aires, en reportaje por Leonardo Cermele, 8/11). Esta declaración no fue un error ni una excepción ya que fue repetida en múltiples medios de difusión, en muchos oficiales y privados que apoyaban a Massa.
Si no era esa la caracterización oficial del IS, deberían haber llamado al orden a Sobrero o explicar que esa no era la posición de IS. Pero nada de eso ocurrió. Al contrario, sus declaraciones fueron publicadas en la página web de IS. IS-UIT y Sorans hacen lo mismo que hizo el grupo del PTS en Brasil (MRT) que llamó a votar x Haddad (candidato del PT) contra Bolsonaro argumentando que era fascista. Luego, una vez que Bolsonaro estaba en el gobierno caracterizaron que el régimen que encabezaba era apenas un “semi-bonapartismo”. ¿Dónde quedó el fascismo de Bolsonaro? En la justificación apelando al miedo para llamar a votar por Haddad.
Está claro que la de Sobrero se trata de una argumentación falsa que apela al miedo para justificar su oportunismo electoral, ya que un dirigente trotskista –no sabemos si Sobrero lo sabe- como Sorans debería saber que no es votando por el mal menor, por un candidato burgués “ajustador brutal” (textual de Sobrero), como se puede frenar o derrotar al fascismo. Otro argumento esgrimido por Sobrero para votar por Massa fue que Milei plantea el indulto a los militares. Quizás Sobrero no sepa, pero Sorans debería recordar que el gobierno que indultó a los militares fue el gobierno de Menem. De haber hecha explicita su intención durante la campaña electoral ¿Sorans hubiera luchado adentro del (viejo) MAS para que se apoyara electoralmente al candidato de la derecha radical (que decía que venía con un “lápiz rojo” para hacer ajustes) Eduardo Angeloz? O, dirán que como Menem no advirtió lo que iba a ser esa posibilidad era abstracta. Entonces, ¿habría llamado a votar por Néstor Kirchner contra Menem en 2003?
Evidentemente Sorans, IS y la UIT tienen mucha confianza en que Massa, ya que no lo anuncia, no va a hacer ninguna de las cosas que dice Milei, apenas sería “un ajustador brutal” y siguiendo la línea del ajuste que ya ha aceptado al refrendar el acuerdo con el FMI, devaluaría (como ya lo hizo luego de las elecciones generales) y achicaría la brecha entre los dólares importador y exportador, induciendo inevitablemente una recesión con sus consecuencias de desocupación para los trabajadores. En esencia una política similar a la de Menem
Pero no fueron solamente las declaraciones de Sobrero las que apelaron al espantajo del fascismo para justificar su apoyo a Massa. Cuadros de IS de muchos años de militancia tomaban como suyo los argumentos de la “Carta a lxs amigxs de izquierdas que piensan votar en blanco o no votar en las próximas elecciones” que dice:
León Trotsky, en medio de la campaña electoral en Alemania en que competían Hitler y Brüning, canciller del gobierno de centroderecha desde 1930, y ante el peligro del ascenso inminente del nacionalsocialismo, discute con la posición comunista de plantear que Brüning y Hitler son lo mismo: “Todo trabajador consciente, y con mayor motivo todo comunista, debe darse cuenta del vacío, la nulidad y la podredumbre de las discusiones de la burocracia stalinista cuando se afirma que Brüning y Hitler son la misma cosa. ¡Mezclan ustedes todo! (Les respondemos nosotros). Embrollan ustedes todo de forma vergonzosa porque tienen miedo de las dificultades, de las tareas importantes”. (La lucha contra el fascismo, “Y ahora”, 1932)
“Nosotros, como marxistas, consideramos tanto a Brüning y a Hitler, como a Braun, como los representantes de un único y mismo sistema. El problema de saber cuál de entre ellos es un ‘mal menor’ carece de sentido, porque su sistema, contra el cual luchamos nosotros, necesita de todos sus elementos. Pero hoy estos elementos están en conflicto y el partido del proletariado debe utilizar absolutamente este conflicto en interés de la revolución.
En una gama hay siete notas. Preguntarse cuál de las notas es la mejor, no tiene sentido. Sin embargo, el músico debe saber cuándo y qué tecla golpear. Preguntarse quién es el mal menor, si Brüning o Hitler, carece también de sentido. Pero hay que saber cuál de estas teclas golpear. ¿Está claro? Para los que no lo comprendan, tomemos un ejemplo más. Si uno de mis enemigos me envenena cada día con pequeñas dosis de veneno. Y otro quiere darme un tiro por detrás, yo arrancaré primero el revólver de las manos del segundo, lo que me dará la posibilidad de terminar con el primero. Pero esto no significa que el veneno sea un ‘mal menor’ en comparación con el revólver.
La mala suerte ha querido que los jefes del partido comunista alemán se hayan colocado en el mismo terreno que la socialdemocracia, contentándose con invertir los signos: la socialdemocracia vota por Brüning calificándolo de mal menor; los comunistas, que se niegan terminantemente a confiar en Brüning y Braun (y tienen toda la razón), han descendido a la calle para apoyar el referéndum de Hitler, es decir, la tentativa de los fascistas de derrocar a Brüning. Así, han reconocido que Hitler es un mal menor, puesto que una victoria en el referéndum llevaría al poder a Hitler, y no al proletariado. ¡A decir verdad, uno se siente un poco embarazado de explicar una cosa tan elemental!” (La lucha contra el fascismo, “Por un frente obrero contra el fascismo”, 1931)
“Los sabios que se pavonean de no ver la diferencia ‘entre Brüning y Hitler’, dicen de hecho: importa poco que nuestras organizaciones existan todavía o que estén destruidas. Bajo esta fanfarronada pseudoradical se esconde la pasividad más innoble” (La lucha contra el fascismo, “Y Ahora”, 1932).
Tras estas largas citas de la “carta de los intelectuales” viene el llamado a “ensuciarse las manos” para “llamar a elegir al enemigo que más convenga a las luchas de la clase trabajadora para los próximos cuatro años”.
Este intento de apoyarse en Trotsky para apuntalar al oportunismo de izquierda no es más que una falsificación. Trotsky se está refiriendo a la política stalinista del tercer período que decía que la socialdemocracia era un socialfascismo y ponía un signo igual entre esta y Hitler. Lo que Trotsky está criticando es el bloque entre el PC y Hitler en el referéndum de julio del ’32 (1), que podría ser utilizado por los nazis para derrocar al gobierno de Brüning y acceder al poder por esa vía.
Trotsky critica a esta política de acuerdo del PC con Hitler, que “es el que nos quiere dar un tiro por detrás”, en lugar del frente único obrero con la socialdemocracia que es “el que nos envenena”. No se trata de un acuerdo electoral, sino de un acuerdo para la lucha de clases, para enfrentar y liquidar al nazismo por medio de las milicias obreras, no por el falso e impotente medio de las boletas electorales….
La posición de Trotsky respecto a las elecciones está planteada en este párrafo:
“A finales del mes de diciembre, el SAP dirigió a todas las organizaciones obreras un llamamiento para organizar en todo el país reuniones, en las que los oradores de todas las tendencias dispondrían del mismo tiempo para hacer uso de la palabra. Es evidente que no se llegará a ninguna parte embarcándose por este camino. En efecto, ¿qué sentido tendría para el partido comunista y el partido socialdemócrata repartirse con igualdad la tribuna con Brandler, Urbahns, y otros representantes de organizaciones y grupos demasiado insignificantes para pretender ocupar un lugar propio dentro del movimiento? El frente único es la unidad de las masas comunistas y socialdemócratas, y no un mercado entre grupos políticos sin ninguna base de masas.
Se nos dirá: el bloque Rosenfeld-Brandler-Urbahns no es más que un bloque para la propaganda en favor del frente único. Pero es precisamente en el dominio de la propaganda donde resulta inadmisible un bloque semejante. La propaganda debe apoyarse sobre unos principios claros, sobre un programa preciso. Marchar separados, golpear juntos. Un bloque no se ha creado más que para acciones prácticas de masas. Las transacciones en la cumbre sin una base de principios no conducen a nada salvo a la confusión.
La idea de presentar a las elecciones presidenciales un candidato del frente único obrero es una idea fundamentalmente errónea. El partido no tiene derecho a renunciar a movilizar a sus partidarios y a contar sus fuerzas en las elecciones. Una candidatura del partido que se oponga a todas las demás candidaturas no puede constituir, en ningún caso, un obstáculo para un acuerdo con otras organizaciones por los objetivos inmediatos de la lucha Los comunistas estén o no en el partido oficial, apoyarán con todas sus fuerzas la candidatura de Thaelmann. No se trata de la persona de Thaelmann, sino de la bandera del comunismo. La defenderemos contra todos los demás partidos”. (El SAP -partido socialista obrero-, 1932).
Más adelante Trotsky explica en qué situación se podría presentar un candidato conjunto del frente único:
“Los compromisos son admisibles y, bajo ciertas condiciones, obligatorios. Toda la cuestión reside en cuál sea el objetivo a que servirá, el compromiso cómo lo considerarán las masas; cuáles son sus límites. Reducir el compromiso al Landtag o al Reichstag, considerar como un objetivo independiente el que sea presidente un socialdemócrata o un demócrata católico en lugar de un fascista, significa sumirse por completo en el cretinismo parlamentario. La situación es totalmente diferente cuando el partido se fija la tarea de una lucha planificada y sistemática para ganarse a los obreros socialdemócratas sobre la base de la política de frente único. Un acuerdo parlamentario contra el predominio fascista en la presidencia, etc., constituirla en este caso tan sólo una parte integrante del acuerdo de lucha extraparlamentario contra el fascismo. Naturalmente, el partido comunista preferiría resolver toda la cuestión de golpe al margen del parlamento. Pero las preferencias solas no bastan cuando se carece de fuerzas. Los obreros socialdemócratas han demostrado su confianza en el poder mágico del voto del 31 de julio. Debemos partir de este hecho. Los errores anteriores del partido comunista (referéndum prusiano, etc.) facilitaron extraordinariamente el sabotaje del frente único realizado por los dirigentes reformistas. Un acuerdo técnico parlamentario o incluso la sola propuesta de un acuerdo semejante debe ayudar a liberar al partido comunista de la acusación de que está colaborando con los fascistas contra la socialdemocracia. Esta no es una acción independiente, sino tan sólo la clarificación del camino para un acuerdo de lucha o al menos para luchar por un acuerdo de lucha de las organizaciones de masas.
La diferencia entre las dos líneas es absolutamente evidente. La lucha conjunta con las organizaciones socialdemócratas puede y debe, en su desarrollo, adoptar un carácter revolucionario. La posibilidad de un acercamiento a las masas socialdemócratas puede y debe considerarse al precio, bajo ciertas condiciones, incluso de acuerdos parlamentarios en la cumbre. Pero para un bolchevique, éste es tan sólo el precio de entrada. La burocracia estalinista actúa de manera opuesta: no sólo rechaza los acuerdos de lucha, sino todavía peor, desbarata maliciosamente todo acuerdo que surja de la base. Al mismo tiempo, propone a los diputados socialdemócratas un acuerdo parlamentario. Esto significa que en el momento de peligro reconoce como inútil su propia teoría y práctica ultraizquierdista; sin embargo, no la sustituye por la política del marxismo revolucionario, sino por una combinación parlamentaria sin principios en el espíritu del “mal menor”. (La lucha contra el fascismo, León Trotsky
183)
Dado que IS-UIT todavía se reivindica morenista vamos a transcribir una cita en la que Moreno, confirma la posición de Trotsky en relación a que el voto es un apoyo político.
“Nuevamente, tenemos el argumento de Pivert, con una ligera variante. Según, él se trata de estar en el frente de Blum para no alejarse de las masas. Para Molinier-Frank, se trata de estar con Pivert con el mismo fin. La política es siempre la misma: estar con las masas significa estar en el “campo progresivo” burgués en el cual ellas confían.
Sachtman aplicó otra variante de la teoría de los campos en España, al preguntar a Trotsky si los revolucionarios debían apoyar en las Cortes el presupuesto militar solicitado por Negrín. Su sorpresa fue mayúscula, al recibir la siguiente respuesta de Trotsky: “Si hubiéramos tenido diputados a Cortes, hubiéramos votado contra el presupuesto de Negrín (…) Votar el presupuesto militar de Negrín significa otorgarle apoyo político” (La revolución española, vol. 2, p. 164)
Aquí la política de los campos, tal como la aplica Sachtman, tiene un aparente asidero en la realidad, puesto que los dos campos realmente existen y están enfrentados en guerra civil. El presupuesto que solicita Negrín es para combatir al fascismo; por ello, dice Sachtman, deberíamos aprobarlo. La respuesta de Trotsky, de evitar cualquier acto de solidaridad política con el gobierno burgués, es la que se desprende de la política bolchevique y las lecciones de la revolución rusa. Así como se derrotó la sublevación de Kornilov y la contrarrevolución denunciando a Kerensky y conquistando el poder, la única garantía para la victoria definitiva e histórica contra el fascismo es la política de la independencia de clase, orientada hacia el derrocamiento del gobierno burgués frentepopulista de Negrín y la conquista del poder por el proletariado. (Nahuel Moreno, “La traición de la OCI, p.16)
“…la única garantía para la victoria definitiva e histórica contra el fascismo es la política de la independencia de clase”, dice Moreno, defendiendo el principio del cual después de su revisión del trotskismo renegó. Y Sorans, siguiendo por ese camino oportunista, cree que solo porque él lo diga, el voto por un candidato burgués se convierte en una cuestión “táctica”. Nos quiere convencer que en nombre de la táctica se puede hacer cualquier cosa. Y de que el voto no es un apoyo político.
“Fuimos claros y contundentes con el significado del voto crítico a Massa: “no significa darle aval ni apoyo político. Lo hacemos desde una política de independencia de clase”. Parece un chiste de mal gusto. Desde “una política de independencia de clase” llaman a votar por un candidato de la burguesía y que es el que de hecho ya gobernaba desde hacía más de un año. De este ridículo oportunismo, no se vuelve.
Principios y tácticas en la cuestión electoral
“Llamar a elegir al enemigo que más convenga a las luchas de la clase trabajadora para los próximos cuatro años”, dicen los autores de la carta, pero fue un argumento repetido por los que necesitaban justificar el voto a Massa. Para empezar, es interesante destacar de que parten del respeto a las instituciones de la democracia burguesa, ya que dan por hecho que el nuevo gobierno cumplirá su mandato, y de ahí entonces se desprende que solo se plantean en el curso de los próximos cuatro años enfrentar en el marco de la lucha sindical, al enemigo “más conveniente”, en lugar de pensar cómo fortalecer a la clase trabajadora para enfrentar a cualquiera de los enemigos que resultara elegido como nuevo gobierno. Solo se puede fortalecer a la clase trabajadora con una política que fortalezca su conciencia de clase y esa política parte de explicar la importancia de que los trabajadores se reconozcan frente a la burguesía como una clase independiente.
Tanto en la lucha de clases como en las elecciones de la democracia burguesa, el principio es la independencia de clase, y las tácticas –que sólo pueden ser tales si se enmarcan en el principio- pueden variar dentro del marco de una política proletaria independiente, no violando el principio para votar por el enemigo de clase, aunque con una dudosa caracterización se lo considera el más conveniente.
No solo como principio general desde el Manifiesto Comunista, sino en concreto referido a la cuestión electoral así lo plantea Marx en su famosa circular de 1850:
“El proletariado vigilará en primer término para que ningún obrero sea privado de su sufragio por los trucos de las autoridades locales o de los comisionados del Gobierno; en segundo lugar, hará que contra los candidatos burgueses democráticos se presenten en todas partes candidatos de la clase trabajadora, quienes, en la medida que ello sea posible, deberán ser miembros de la Liga y por cuyo triunfo todos deben trabajar por todos los medios a su alcance. Incluso en los distritos donde no hay posibilidad de que nuestro candidato salga triunfante, los obreros deben, no obstante, presentar nombres a los fines de mantener su independencia, templar sus fuerzas y presentar su actitud revolucionaria y los puntos de vista del partido ante el público.
No deben desorientarse y abandonar su trabajo por la consideración de que dividiendo los votos demócratas ayudan a los partidos reaccionarios. Tal argumento se aduce para engañar al proletariado. El avance que el partido proletario puede hacer con su actitud independiente es infinitamente más importante que la desventaja que resulta de tener unos reaccionarios más en la representación nacional. (Marx, Circular de 1850).
Además de oportunistas como Sorans hubo populistas de izquierda que quisieron ampararse en textos de Lenin de 1907, para justificar su capitulación. No solo falsifican las posiciones principistas del leninismo, sino ni siquiera toman en cuenta que se trataba en aquel entonces de la revolución democrático-burguesa contra la monarquía zarista. Aun así, la posición de los bolcheviques no deja ningún resquicio para la interpretación oportunistas de los actuales populistas:
La campaña electoral a la segunda Duma es en la actualidad un tema de gran interés para el partido obrero. Se concede especial interés a la cuestión de los bloques, es decir, a los acuerdos electorales permanentes o transitorios de la socialdemocracia con otros partidos. La prensa burguesa kadete…trata por todos los medios de convencer a los obreros de la necesidad de un “bloque” (acuerdo electoral) entre los socialdemócratas y los kadetes. Algunos socialdemócratas mencheviques…se manifiestan a favor de tales bloques, otros se oponen a estos.
Los socialdemócratas bolcheviques se oponen a tales bloques y solo consideran admisibles que, en las etapas finales de la campaña electoral, se llegue a acuerdos parciales sobre la distribución de bancas, en proporción al caudal electoral de los partidos revolucionarios y de oposición en la elección primaria.
Nos proponemos aquí explicar brevemente esta última posición.
Los socialdemócratas consideran el parlamentarismo (participación en asambleas representativas) como uno de los medios para ilustrar y educar al proletariado y para organizarlo en un partido de clase independiente…
Los socialdemócratas supeditan toda su actividad parlamentaria, en forma absoluta y total, a los intereses generales del movimiento obrero y a las tareas especiales del proletariado en la actual revolución democrático-burguesa…
¿Qué conclusión se deriva de lo anteriormente dicho, en cuanto a los acuerdos electorales? En primer lugar, la siguiente: nuestra tarea principal, decisiva, es desarrollar la conciencia de clase y la organización independiente, de clase, del proletariado, como la única clase revolucionaria hasta el fin, como el único dirigente posible de una revolución democrático-burguesa victoriosa. Nuestra tarea general más importante es, por lo tanto, asegurar una política de clase, independiente, en toda la campaña electoral y en toda la campaña de la Duma. Ella no excluye otras tareas, tareas parciales, pero las mismas deben subordinarse siempre a esta tarea, y ajustarse a ella. Esta premisa general, confirmada tanto por la teoría del marxismo como por toda la experiencia de la socialdemocracia internacional, debe ser nuestro punto de partida.
(Lenin, La socialdemocracia y los acuerdos electorales, 1907)
“La burguesía traidora es la única culpable de que hayamos tenido que iniciar esta lucha en el terreno de la Duma.
Hay que basar la campaña electoral en la contraposición entre la lucha revolucionaria y la “pacífica”, y demostrar cuán peligrosa es la hegemonía de los kadetes en el movimiento de liberación. De aquí surge un interrogante: ¿admitiremos formar un bloque con los kadetes (acuerdos en la primera etapa)?
Para la primera etapa la socialdemocracia, debe mantener, como regla general, una posición independiente; a modo de excepción concertará acuerdos con los partidos que acepten la asamblea constituyente la insurrección armada, etc., en la segunda etapa los acuerdos tendrán carácter técnico, limitándose a la distribución proporcional de las bancas”. (Resolución de los comités de Petersburgo y Moscú, de la SPD y de Letonia)
Es decir, los acuerdos –ya de por sí excepcionales- se planteaban exclusivamente con la “democracia revolucionaria”, los que estaban por el derrocamiento revolucionario del zar (los socialistas revolucionarios –SR-). En las primeras vueltas electorales, cuando los candidatos exponían sus posiciones políticas ante las masas trabajadoras, se elegían delegados. En las segundas o terceras vueltas se distribuían las bancas proporcionalmente a los votos obtenidos. Solo en estas instancias se contemplaba la posibilidad de acuerdos para la distribución de bancas con los kadetes (burguesía liberal) contra los centurionegristas (monárquicos), si hiciera falta para que estos últimos quedaran en minoría. E insistimos, esto en el marco de que la revolución que estaba planteada era la democrático-burguesa contra el régimen feudal zarista.
Lo que si es cierto de lo escrito por Sorans es que quienes critican a IS “han tenido la misma posición en otros países”.
<El PO reconoce en su propia declaración sobre el balotaje: “nos posicionamos por el voto a Boric, Castillo, Petro o el MAS en Bolivia”. Le falto agregar que, al igual que PTS y el MST, todos acompañaron el voto al candidato Fernando Haddad del PT y sus aliados patronales contra Bolsonaro en 2018.”>
<Sorans destaca la posición del grupo del PTS en Brasil: “Lanzamos el voto crítico a Haddad sin dar ningún apoyo político al PT ya que no compartimos su estrategia de conciliación de clases” (17/10/18)”. Y agrega: “Palabras más, palabras menos, es similar a la formulación del voto crítico de Izquierda Socialista a Massa”>
Nosotros en el artículo titulado “El centrismo que se autotitula trotskista en el campo de la burguesía “progresista” en la revista Manifiesto Internacional N°11 (noviembre de 2022) hemos criticado esa posición. Pero acá Sorans no la denuncia, sino que la reivindica como una “táctica” correcta y dice “porque nos critican si Uds hacen lo mismo en otros países de Latinoamérica”.
Pero no solo eso, sino que en esta misma elección han inducido a votar por Massa, desde una posición vergonzante, llamando a “votar contra Milei”. Desde el MST que claramente dijeron que no iban a militar el voto en blanco (ni la abstención o el voto nulo), por lo cual lo único que queda es el voto a Massa, hasta PTS, PO, y otros por fuera del Fitu, como el Nuevo Mas, que llamaron a votar por cualquiera de esas variantes contra Milei, siendo sabido que el único voto por la positiva contra Milei era el voto a Massa. En otras palabras, en estas elecciones todos los caminos de la izquierda de origen trotskista condujeron, no a Roma, sino al más burdo desbarranque oportunista.
Antonio Bórmida, 20/12/23
- Los socialdemócratas alemanes de izquierda exigen que el SPD ponga fin a su política de “tolerancia” hacia el gobierno Brüning; los nazis, junto con los nacionalistas del ala derecha dirigidos por Hugenberg y la Sthalhelm, hacen que se celebre un referéndum en Prusia para disolver el Landtag y desplazar al gobierno de coalición prusiano dirigido por el SPD; el KPD (PCA), apartándose repentinamente de su línea del “socialfascismo”, presenta un ultimátum al SPD para constituir un frente único; el SPD lo rechaza y el KPD (PCA) se lanza a la campaña por el “referéndum rojo”